Ford lanza el coche de la esperanza
Empresa y trabajadores confían que el nuevo Fiesta mantenga la producción en la factoría de Almussafes
El nuevo Fiesta es a Almussafes (Valencia) lo que Barack Obama a los Estados Unidos: la gran esperanza. El lunes salieron las primeras 50 unidades de la cadena de montaje y esta mañana se ha presentado en la factoría como "el más espectacular Fiesta de la historia" y el más global, puesto que se ha diseñado y desarrollado para cumplir con las necesidades de los clientes de de coches pequeños de Europa Occidental y del Este, América del Norte, China, Australia y Sudáfrica. El nuevo modelo constituye la sexta generación Fiesta. El primero salió de factoría valenciana el 18 de octubre de 1976, hasta ahora se han fabricado 5,6 millones de unidades.
Pero sobre todo, es el vehículo en el que la dirección y los empleados han puesto las esperanzas de futuro de la factoría. Aunque dependerá del mercado, la planta prevé producir 700 unidades diarias a finales de febrero, que con las 1.050 de Focus, permitirían mantener los tres turnos y los cerca de 7.000 empleos, además de las 130 empresas auxiliares surgidas en el entorno de la planta, que entre empleos directos y vinculados roza los 25.000 puestos de trabajo.
La planta ha iniciado el año con un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal de 16 días que afecta a unos 4.600 trabajadores y que terminará con el primer semestre del año. Pero el desplome de las ventas de vehículos y las advertencias de Ford sobre la complicada situación que atraviesa, tanto en los Estados Unidos como en Europa, hacen planear la sombra de nuevas regulaciones. El secretario general de UGT en Ford, Gonzalo Pino, no ha descartado que lleguen pronto.
Por el momento, la dirección y los sindicatos están fijando posiciones respecto al XV convenio. El sindicato mayoritario, UGT, apuesta por un convenio de cinco años de vigencia, que mantenga la jornada de 37 horas y 45 minutos, los programas de jubilación anticipada y el incremento de los salarios en concordancia con el IPC. Ello permitiría, según el sindicato, salvar el acuerdo de viabilidad de la planta acordado con la empresa en septiembre de 2007, que garantizó una inversión de 425 millones.
Sin embargo, la dirección, debido a la crisis, prefiere limitar la vigencia del convenio al año, congelar los salarios y eliminar algunos pluses a los empleados fijos como la antigüedad. Los sindicatos minoritarios, con Comisiones Obreras a la cabeza, prefieren una prórroga de un año del pasado convenio para no comprometer durante cinco años condiciones a la baja que podrían quedar desfasadas ante una eventual recuperación económica.
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