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Entrevista:GÉRARD MESTRALLET, PRESIDENTE DE LA NUEVA GAZ DE FRANCE-SUEZ

"Si España no quiere, no haremos nada"

"En 150 años nunca hemos lanzado una operación hostil. No vamos a empezar ahora". Gerard Mestrallet, presidente de Suez y también del nuevo gigante energético formado por la vieja compañía que realizó el canal diseñado por el ingeniero Ferdinand de Lesseps y la empresa pública Gaz de France (GdF), deja claro el mensaje incluso antes de empezar la entrevista. "Si España no quiere nada de nosotros, no haremos nada", remacha para disipar la inquietud con que el Ejecutivo español contempla los planes de expansión del que será el tercer grupo energético del mundo por capitalización bursátil.

Pregunta. El Estado francés que controlaba el 80% de GdF sólo tendrá el 35% del grupo resultante de la fusión. GdF ha sido privatizada, pero el primer ministro francés François Fillon sugiere que en realidad Suez ha sido nacionalizada. ¿Qué piensa al respecto?

Respuesta. Estamos ante la privatización de GdF, una empresa creada a raíz de la nacionalización del sector por el general De Gaulle en 1945. Por ley, el Estado no podía privatizarla. Ha decidido hacerlo para crear un gran grupo energético. Esta fusión es un proyecto de las empresas, no del Estado francés. Una nacionalización implicaría que el Estado fuera mayoritario. Además, una nacionalización es una expropiación. No es el caso. Trabajamos sobre la fusión desde hace seis años.

P. ¿Mucho antes de que la idea fuera lanzada en 2005 por el primer ministro Dominique de Villepin?

R. Villepin no lanzó la idea, la anunció. El proyecto estaba listo. Las dos empresas, amistosamente, habían decidido fusionarse, pero faltaba una ley que autorizara al Estado a reducir su presencia en GdF por debajo del mínimo establecido del 70%.

P. El anuncio coincidió con una OPA hostil de la italiana Enel sobre Suez y el primer ministro enarboló la teoría del llamado patriotismo económico para justificar la fusión.

R. En 2004 el Consejo de Administración de Suez me encargó negociar un acercamiento con GdF. Cuando en 2006 Enel, muy curiosamente, anuncia la OPA sobre Electrabel, lo que suponía el desmantelamiento de Suez, nuestro proyecto ya había avanzado mucho, porque GdF ya cotizaba en bolsa. Jean-François Cirelli [el presidente de GdF] dijo al Gobierno que la fusión estaba lista y que sólo había que cambiar la ley. Dudaron. No era el proyecto de Villepin. Nos propuso un modelo de participaciones cruzadas. Pero nosotros somos industriales y queremos crear sinergias.

P. La fusión tiene una contrapartida: desprenderse del negocio medioambiental que según usted era estratégico para Suez. ¿Esta era la operación que usted deseaba?

R. Segregar las actividades de agua y residuos no era nuestra idea inicial. Queríamos fusionarnos con el 100% de nuestros activos. Pero la solución que hemos encontrado es muy buena. Permite hacer la fusión, que es lo importante. La filial Suez Environnement va a cotizar en bolsa, estará participada por Suez GdF, que dispondrá de una minoría de bloqueo. Tendrá mayor visibilidad y acceso a los mercados financieros.

P. ¿La importante presencia del Estado no introduce variables políticas en las decisiones de la empresa?

R. Tener una estabilidad en nuestro capital al tiempo que seguimos siendo un grupo privado nos permite tener una estrategia a largo plazo. En los próximos 25 años Europa necesitará invertir en su territorio y en los países productores 1,2 billones de euros en el sector de la energía. Gaseoductos, centrales eléctricas, terminales metaneras, líneas eléctricas, buques...Para garantizar el abastecimiento se necesitan operadores de gran tamaño y con capacidad para invertir a largo plazo. Para el aprovisionamiento de gas hay que ser capaz de negociar contratos de muy largo plazo sobre grandes volúmenes. El gas está en las manos de los países productores.

P. ¿Facilita el Estado estas negociaciones?

R. No viene mal. La clave de la seguridad en el abastecimiento reside en la diversificación de los suministradores. Hay que contar con los grandes países productores: Rusia, Argelia, Noruega... pero hay que encontrar otros nuevos. Esto es lo que nosotros podemos aportar. GdF tiene una relación muy buena con Egipto y nosotros con Qatar, Yemen Trinidad Tobago, junto a Repsol y Gas natural, Nigeria y tal vez con Perú.

P. Usted se ha pronunciado a menudo a favor de un mercado europeo de la energía. Pero últimamente los Gobiernos defienden sus intereses nacionales, sus empresas y protegen sus mercados.

R. Ningún Gobierno puede desinteresarse del sector de la energía. Hace 10 años la Comisión Europea lanzó la liberalización del mercado energético. Nosotros estamos a favor. Pero muchos Gobiernos ya no creen en ella. La globalización es un factor que da miedo. Hemos visto crisis de abastecimiento, subidas espectaculares del precio del petróleo, un poder emergente de países productores como Rusia, Argelia, Bolivia o Venezuela. La preocupación por la seguridad del suministro energético se ha convertido en algo esencial para todos los Estados, y esto les hace estar más atentos.

P. Los Gobiernos son cada vez más proteccionistas y la anunciada política energética común está cada vez más lejos.

R. Desde hace 10 años Europa está preocupada por la apertura de los mercados y la competencia. Está muy bien, pero no basta. Hay que preguntarse si Europa tendrá suficiente electricidad, si circula de un país a otro, si es razonable el cierre de las centrales nucleares o de dónde importará el gas. Se necesita una visión colectiva, lo que no significa un intervencionismo de la Comisión Europea y de los Gobiernos. Se puede conciliar una mayor competencia con la existencia de grupos fuertes y un modo de hacerlo es creando grupos paneuropeos. Vemos seis grupos así que emergen: EON, RWE, EDF, Enel-Endesa, Suez Gaz de France e Iberdrola.

P. ¿Y los demás?

R. No es que estén condenados, pero la lógica nos dice que acabarán en alianzas y acuerdos de colaboración. Personalmente, en el sector energético estoy en contra de cualquier operación hostil. En Suez no hemos hecho ninguna en 150 años y no vamos a empezar a hacerlas ahora. Va contra nuestra cultura más profunda. Estamos en contra de las operaciones hostiles para las empresas y para los Gobiernos. No suelen salir bien.

P. Sin embargo, varios Gobiernos europeos, y entre ellos el español, están inquietos por las consecuencias de la fusión Suez GdF. Temen sus planes de expansión. El Gobierno de Madrid se plantea bloquear operaciones sobre empresas españolas.

R. Si lo hace no nos afectará. No haremos ninguna oferta hostil sobre nadie. España nos interesa. Admiramos su dinamismo económico. Tenemos una alianza con La Caixa desde hace casi 20 años y no hemos hecho nada ni haremos nada en España que pueda perjudicar esta relación. En el negocio del agua, a través de Aguas de Barcelona (Agbar), hemos estado juntos a las duras, como en Argentina, y a las maduras, como en Chile. También hemos comprado la empresa de servicios energéticos Crespo y Blasco.

P. ¿Como afectará la fusión a la anunciada OPA sobre Agbar?

R. Nada. La OPA sigue adelante. La sociedad Hisusa, que la lanza, está participada por La Caixa y por nuestra filial Suez Environement. Nada cambiará en el funcionamiento de Agbar. Suez-GdF tendrá el 35% del capital de Suez Environnement; otros accionistas importantes de Suez, que suman un 12%, harán un pacto parasocial que la protege. La duración del pacto se está negociando.

P. ¿Por qué Suez quiere aumentar hasta un 11,4% su participación en Gas Natural?

R. Es una señal de nuestro interés por el mercado español de la energía y ha sido interpretada como el movimiento de un cliente y socio amigo por parte de la dirección de Gas Natural.

P. ¿Las intenciones de Suez en Gas Natural se acaban aquí?

R. Absolutamente. A la Comisión Nacional de la Energía le hemos pedido poder pasar del 9,9 al 11,4%. No tenemos ningún plan de superar esta participación.

P. Pero inicialmente querían poder llegar al límite del 24,9%.

R. Nunca hemos pedido eso. Hubo discusiones de abogados, pero la única petición que hemos cursado es la de llegar al 11,4%. Si las cosas un día fueran distintas, volveríamos a hablar con la Comisión Nacional de la Energía. Pero nunca haríamos nada contra la voluntad de la empresa ni contra las autoridades. Si España nos quiere, estamos dispuestos a desarrollarnos en ella. Si no nos quiere, no haremos nada.

P. ¿Por qué no informaron de sus intenciones al Gobierno español?

R. Cuando uno es ya accionista, con un 5%, con La Caixa, y decide pasar al 10% y pedir poder pasar al 11,4%, no me parece que sea revolucionar el panorama energético español.

P. En el mercado se pensó que nadie invierte 1.000 millones de euros para continuar como accionista minoritario, sin influencia en la gestión ni presencia en el consejo de administración.

R. Es una buena inversión a largo plazo. Además, es una expresión de interés por el sector y por Gas Natural, que está muy bien gestionada y tiene una buena estrategia.

P. La nueva Suez-GdF es un grupo extranjero con capital público. ¿Piensa pedir al Gobierno permiso para poder ejercer sus derechos políticos, limitados por ley al 3% en el caso del sector de la energía?

R. Nuestra solicitud se limita a poder llegar al 11,4% del capital.

P. ¿Temen que la CNE les ponga problemas?

R. La fusión con Gaz de France se anunció poco antes de que tuviera previsto comparecer ante el regulador. Veo legítimo que nos pida más información tras la fusión y colaboraremos.

P. Cuando se anuncia la fusión Suez-GdF usted dijo que Gas Natural sería un posible vehículo de expansión europea. ¿En qué se traduce eso?

R. Es un actor importante. Actúa en sectores que son prioritarios para nosotros. No queremos interferir en la gestión de Gas Natural. Esperamos reforzar la colaboración industrial y comercial. No pedimos nada. No impondremos nada. Creo que ha habido algún malentendido. Cuando anunciamos que aumentaríamos nuestra participación en la gasista española, el Gobierno no se quejó. Todo el mundo vio la llegada de Suez como un contraefecto a E.ON. Cuando Suez lanzó una OPA amistosa sobre Agbar, nadie se quejó. Se creyó que Suez había pedido llegar al 25%, de golpe. Y nunca fue así. Si el Gobierno se siente molesto por una intención que nunca existió, no puedo hacer nada. En el sector de la energía, no podemos realizar una operación mal vista por el Gobierno.

P. ¿Ha hablado alguna vez con La Caixa de realizar una operación amistosa en Gas Natural?

R. Nunca jamás. Existe un pacto parasocial entre La Caixa y Repsol, que no nos plantea ningún problema. Nuestros amigos de La Caixa fueron informados de que aumentaríamos la participación y lo valoraron positivamente.

P. ¿Qué papel puede jugar la participación del 5% que el empresario Albert Frère, accionista de referencia de Suez, tiene en Iberdrola en la reordenación del mapa energético español?

R. Frère toma participaciones en distintas empresas y sectores por su cuenta. Que tenga acciones de Suez y de Total no significa que Suez y Total vayan a casarse. Sus inversiones son muy inteligentes. Es cierto que ha visto que el mercado español es interesante. Va al margen de nuestros pasos.

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