El enfrentamiento Reino Unido y España bloquea la negociación sobre la jornada laboral
Los ministros de trabajo de los 25 Estados de la Unión Europea discuten sobre la excepción op-out, que permite jornadas de trabajo superiores a las 48 horas con el acuerdo del trabajador.
La negociación que mantienen en estos momentos los ministros de Trabajo de la Ue, en el marco del Consejo de Empleo de Luxemburgo, ha resultado hasta ahora infructuosa. La mayor traba hasta el momento ha sido el enfrentamiento entre Reino Unido, que exige mantener la posibilidad de la jornada laboral diaria de más de 48 horas, y España, que pretende eliminarla paulatinamente.
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, ha asegurado hoy que cuenta con el "aval" de la patronal y los sindicatos españoles para defender "con firmeza" la jornada laboral máxima de 48 horas semanales y la eliminación progresiva de cualquier tipo de excepción.
A su juicio, la excepción (opt-out) que existe en la directiva actual, a petición de Reino Unido, y que permite trabajar más de 48 horas si hay un acuerdo individual entre el empresario y el trabajador, es "intolerable" y "va en contra de la seguridad y la salud de los trabajadores y del modelo social europeo".
Posturas opuestas
A pesar de las buenas intenciones de los asistentes, el enfrentamiento entre el Reino Unido y España ha hecho encallar esta tarde la negociación sobre la directiva del tiempo de trabajo a causa de ambas posturas, diametralmente opuestas. El diálogo se ha vuelto a retomar, tras un pequeño descanso, a las 20:30 de la tarde.
Durante la primera ronda negociadora celebrada esta tarde, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, actuó como portavoz de 11 países (además de España, Francia, Italia, Grecia, Chipre, Portugal, Suecia, Luxemburgo, Finlandia, Hungría y Bélgica) para insistir en la "necesidad de poner fin a una excepción contraria a la salud y la seguridad en el trabajo".
Reino Unido no cede
Por parte del Reino Unido, el secretario de Estado de Comercio e Industria, Alistair Darling, no sólo rechazó las pretensiones de España y sus aliados, sino que incluso exigió más correcciones en la propuesta austriaca para hacerla más flexible. Asimismo, aceptó la inclusión en la directiva de un tope máximo de horas trabajadas que no se podría superar en ningún caso, pero dijo que debería ser de 65 horas semanales, en lugar de las 56 que pedía la Comisión. Y pidió un tratamiento especial para los contratos de corta duración, mencionando el ejemplo de los trabajadores de televisión que cubrirán la copa del mundo de fútbol en Alemania.
La postura británica fue secundada por las delegaciones de Polonia, la República Checa, Malta y Eslovaquia. La delegación alemana trató de hacer de mediadora entre España y el Reino Unido, aunque se inclinó más hacia el lado británico y dijo al ministro Caldera que será imposible lograr un acuerdo si no se acepta que algunos países sigan aplicando excepciones al máximo de 48 horas.
La Comisión, conciliadora
Por su parte, el comisario de Empleo y Asuntos Sociales, Vladimir Spidla, lanzó un llamamiento para lograr un compromiso porque en caso contrario se seguirá llegando a las jornadas laborales de 78 horas semanales. Asimismo, recordó los problemas que tienen la mayoría de Estados miembros por las sentencias del Tribunal de Justicia que consideran las guardias laborales como tiempo de trabajo, y que se resolverían si hay acuerdo.
Para resolver los problemas pendientes, abogó por aprobar una declaración en la que se reconozca que el ''opt-out'' se eliminará en algún momento, aunque no se mencione ninguna fecha. Para concluir el debate, el ministro de Economía austriaco y presidente de turno del Consejo, Martin Bartenstein, invitó a España y el Reino Unido a sentarse junto a la presidencia y la Comisión para intentar redactar un texto de compromiso.
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