Alavés y Barcelona resuelven con sendas victorias sus partidos de ida de cuartos de final
El equipo azulgrana se impone al Celta por 2-1 y el Alavés vence al Rayo por 3-0
Los azulgrana dejaron escapar una buena ocasión para resolver la eliminatoria ante el Celta, que anoche jugó desde el minuto 22 del partido con diez hombres. El Barcelona ha conseguido una victoria mínima (2-1) que deja todo a expensas de lo que pueda ocurrir en Balaídos.
Los de Serra Ferrer apuntaron con un buen fútbol en los primeros minutos, pero curiosamente su planteamiento se vino abajo cuando los gallegos se quedaron con diez hombres tras la expulsión de Vagner.
Las paradojas del fútbol quedaron patentes en el minuto 22. Hasta entonces, el Barcelona desbordaba con facilidad al Celta. Su fútbol, muy ágil, le permitía controlar la situación y en el primer cuarto de hora ya tenía ventaja en el marcador gracias a un gol de Kluivert.
Sin embargo, en el minuto 22, Vagner, en una acción que pondría de los nervios a cualquier entrenador, fue expulsado. El brasileño vio una cartulina amarilla en el minuto 21 tras una jugada con Overmars y treinta segundos después entró con violencia a Guardiola.
Hasta entonces, el Barcelona, sin Rivaldo ni Luis Enrique, jugó a buen nivel. Se adelantó con una gran acción colectiva al primer toque iniciada por Gabri, desarrollada por Zenden y rematada por Kluivert (m.12).
Además, Marc Overmars se erigió en el surtidor del juego ofensivo de los de Serra Ferrer. Su meteórica velocidad y capacidad de desborde desquició a su marcador, Yago, aunque después las galopadas del holandés se perdieron entre la densa retaguardia céltica.
Paradójicamente, cuando el Celta se quedó con diez hombres, fue cuando los gallegos ofrecieron su mejor cara. Apareció la tensión en los célticos, mientras el subconsciente engañó a los barcelonistas, quienes creyeron que si contra once dominaban con comodidad, con diez sería más sencillo.
No fue así, desde el minuto 22, el Barcelona se recreó tanto en la suerte del ataque, que su juego se dispersó, mientras que el Celta buscó el empate en algún contragolpe, como el protagonizado por Gustavo López en el 27, quien no acertó a decidir.
Antes del descanso (m.42), la única oportunidad local fue
clarísima. Gerard López pensó que era imposible encontrarse sólo ante Pinto y el meta desbarató el 2-0 después de una jugada en la que acertó a aguantar el regate del delantero.
En el segundo tiempo, los azulgrana salieron con la intención de decidir la eliminatoria. Serra Ferrer quitó un defensa y apostó por el ataque. Después de un par de buenas jugadas de Zenden, Kluivert marcó el 2-0 tras rematar un buen servicio de su compatriota (m.56).
La entrada de Edu por un inoperante McCarthy resultó decisiva para el Celta, porque en la primera ocasión que tuvo el brasileño para desbordar marcó el 2-1, un premio excesivo para los de Víctor Fernández que anotaron en su primera aproximación.
El gol del empate inquietó tanto a los barcelonistas, que éstos perdieron frescura con el paso de los minutos y no llegaban a inquietar a un cansado rival que sólo aspiró a defenderse desde que consiguió su gol.
En los diez minutos finales hubo movimiento, Overmars remató al palo (m.80), después el árbitro perdonó la expulsión a Cocu, quien agarró a Edu siendo el último defensa, y a seis minutos para la conclusión Kluivert estuvo a punto de firmar un hat trick.
Al final, el 2-1 lo deja todo a expensas de lo que ocurra en Balaídos, después de que el Barcelona perdiera una buena ocasión para sentenciar ante un rival que resistió a pesar de jugar con diez hombres 68 minutos.
Dominio del Alavés
El Deportivo Alavés, por su parte, se mostró dominador de principio a fin en su encuentro. Los alaveses resolvieron con gran claridad (3-0) en Mendizorroza el histórico duelo de bisoños en Europa ante un atemorizado y decepcionante Rayo Vallecano, y prácticamente acaricia las semifinales de la Copa de la UEFA en lo que constituye una participación continental impecable.
Ambos bloques ofrecieron un encuentro trabado, obtuso, con poco espacio para el lucimiento, hasta que al filo de la media hora de juego Jorge Azkoitia desatascó lo que parecía inevitable.
El jugador vizcaíno, titular a última hora en detrimento del lesionado Magno, se encontró con un balón dentro del área y lo introdujo en el palo corto de la portería defendida por Julen Lopetegui, tras un garrafal fallo de la defensa vallecana.
Así que el timorato planteamiento de Juande Ramos -tan sólo Bolo actuó en punta de ataque, secundado por Luis Cembranos-, quedó en evidencia y el Rayo estuvo a merced de un Alavés mejor asentado sobre el terreno de juego y desequilibrante por la banda derecha con las incursiones de Cosmin Contra.
Incluso Geli pudo finiquitar la eliminatoria al borde del descanso, aunque una mano milagrosa a saque de esquina de Julen Lopetegui impidió la prematura defunción de los madrileños.
La segunda mitad reprodujo lo apuntado con anterioridad por unos y otros. El Alavés, bastante conformista con el botín logrado, no quemó las naves y se limitó a controlar el juego en la zona ancha, mientras que el Rayo siguió sin dar una a derechas, incapaz de crear peligro sobre el portal de Herrera.
Pese a que mediada la segunda parte el colegiado de la contienda obvió un posible penalti de Glaucio sobre Geli, el conjunto vitoriano emprendió una brutal ofensiva y en el escaso margen de dos minutos resquebrajó la débil oposición visitante.
La eliminatoria quedó prácticamente sentenciada, primero con un magistral cabezazo de Dan Eggen (m.78) tras un saque de esquina botado por Ibon Begoña y, a renglón seguido, el croata Jurica Vucko remachó en el segundo palo una jugada de tiralíneas de un Alavés completamente desmelenado y enloquecido para regocijo de su afición.
Salvo una hecatombe en Vallecas, la formación de Mané tiene prácticamente en el bolsillo meterse definitivamente entre los grandes de Europa y el billete para las semifinales de la Copa de la UEFA, salvo sorpresas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.