Seis Naciones y un melón

Perdido el poder económico, el mundo vuelve a poner el ojo en el viejo continente y su rugby. El torneo, que arranca hoy, lo abren dos partidos: Francia recibe a Italia y en Murrayfield, con la Calcuta Cup en juego, Escocia se mide a Inglaterra. El domingo, en Dublín, Irlanda juega contra Galés un partido que puede ser absolutamente decisivo para el devenir del torneo.

Pocos cambios presentará el XV del Gallo por significativo que resulte el del entrenador. Phillippe Saint-André sustituye a Marc Lievremont, que, a pesar de lograr la mejor clasificación de Francia en la historia de los Mundiales, se quedó a dos puntos de llevarse la Webb Ellis a Los Campos Elíseos.

Defenderá el título Inglaterra donde Lancaster, que quiere aprovechar su oportunidad a pesar de que se le ha contratado como entrenador puente, confiará en la columna vertebral del Saracens en su debut al frente del XV de la Rosa.

Irlanda se presenta con la receta de toda la vida. Declan Kidney se apoya en los magníficos resultados que obtuvo de su experimentado equipo en los partidos del Mundial. El peso lo seguirá llevando la vieja guardia: O'Connell, O'Callaghan y D'Arcy con la sola ausencia de O'Driscoll.

Gales, por su parte, presenta su firme candidatura al torneo. Las emergentes estrellas deben confirmar lo que ya apuntaron en la Copa del Mundo. Los North, Priestland, Roberts, Davies y Phillips llegan con hambre a una mesa apetitosa.

Para un equipo como Escocia que le cuesta tanto puntuar como que profanen su zona de ensayo, las opciones de victoria siempre dependen de detalles. El Cardo tiene espinas y puede acabar con la comilona más feliz. Y, condenada a eludir la Cuchara de Madera, Italia, que, a pesar de contar con jugadores de máximo nivel como Parisse y Castrogiovanni, sigue sin producir talentos y como consecuencia deben seguir mirando el festín desde la cocina.