En pareo por la Quinta Avenida
La ciudad caribeña mexicana surgió hace 30 años como una respuesta bohemia a Cancún. Su calle principal de bares, restaurantes y tiendas de artesanía es donde dejarse ver en la Riviera Maya
Hay un baremo para medir lo de Playa que es uno: la cantidad de frases que pueda pronunciar tipo "cuando yo vine por primera vez a Playa del Carmen, las calles no estaban asfaltadas". "Esto era un puerto de pescadores". "Solo había un bar", "no había extranjeros", "ni agua corriente", etcétera. Cuanto más agreste sea la anécdota, más de Playa se es. Todo el mundo las acumula, porque casi nadie es en realidad de aquí, ya que hace tan solo treinta años esta ciudad en cuadrícula de 157.000 habitantes (2.000 en 1990) era apenas un embarcadero para tomar el ferri a Cozumel
(1), isla de peregrinaje para los mayas antiguos por ser el hogar de Ixchel, diosa de la fertilidad, y meca de los buceadores contemporáneos por su barrera de coral. Hoy, Playa sigue siendo una parada obligada para todo el que visita la Riviera Maya (www.rivieramaya.com), pero también se ha convertido un destino por méritos propios.
10.00 Desayuno de chilaquiles
¿Es posible visitar la Riviera Maya sin pisar un resort? Y tanto. Hay todo un mundo sin pulserita para elegir. Hay hoteles nocturnos y alevosos como Reina Roja (2) (www.reinarojahotel.com; calle 22, entre la Quinta y la Décima Avenida; desde 110 dólares), de teatral arquitectura decorada con neón rojo y toques sado; y también acogedoras y playeras pensiones como la Posada Mariposa (3) (www.mariposagrouphotels.com; Quinta Avenida, entre las calles 24 y 26; desde 80 dólares), que recuerda a una fresca palapa. El desayuno no está incluido, lo que permite descubrir restaurantes estupendos para empezar el día con energía. El de enfrente mismo de la pensión sirve unos deliciosos huevos mexicanos y zumos enormes, pero tiene especial encanto el selvático la Cueva del Chango (4) (www.lacuevadelchango.com; Quinta Avenida con 38), donde el zumo de chaya y los chilaquiles (totopos de maíz cubiertos de salsa, queso y cebolla) ponen las pilas a cualquiera.
12.00 'Beach club retro'
Lo normal en la Riviera es pasar el día de excursión. Resorts y agencias organizan visitas a las ruinas de Tulum (5) o Cobá (6) (mejores, más salvajes), sesiones de buceo en Cozumel (7) o Akumal (8), o entradas a parques de aventura como Xcaret (9) o Xel-há (10) para lanzarse en tirolina y esas cosas. Todo se puede hacer por libre, tomando uno de los cientos de taxis del poderoso sindicato local (que tiene un impresionante edificio brutalista en la carretera) o, más barato, alquilando un coche (conducir es seguro en la Riviera). Sin embargo, hay días que no apetece moverse de Playa del Carmen y la mañana, el nombre obliga, hay que pasarla al borde del Caribe. Lo que se estila es hacerlo en un beach club. La mayoría son tipo chill out, espacios de manida de decoración thai y música tecno-ibicenca. Y luego está el Canibal Royal (11) (www.canibalroyal.com) con dirección oficial en "Calle 48 y el Mar". Su lema: "No camas blancas, no beats aburridos". Aquí reina la "tropicalia" más auténtica. La fantástica decoración lleva al Brasil de los cincuenta y los eclécticos dj's pinchan de bossa a retrofunk. La comida está muy buena; los cócteles son generosos; los camareros tatuados, atractivos, y las sillas, las fabulosas Acapulco, un icono del pop mexicano. La playa, como todas por aquí: es casi perfecta.
15.00 ¿Dónde no comer?
El problema para comer en Playa, como para comer en el resto de México, no es el dónde, sino el dónde no. La infinidad de restaurantes de todo tipo abiertos a todas horas marea. Conviene explorar la gastronomía mexicana, tanto la fina como la que comen a diario los yucatecos. La fina la dejamos para la cena, ya sin arena en los pies. Para la otra hay que preguntar a la gente (en nuestro caso, los recepcionistas de la posada): ¿Y aquí dónde se comen buenos tacos? Poco después uno está en una terraza periférica, mucho más allá de la céntrica Quinta Avenida (en la 30 con la calle 6), sentado en una silla de plástico ante una mesa con colorista mantel degustando unos impresionantes tacos al pastor con un agua de horchata. Este comedor se llama El Fogón (12), pero hay muchos otros especializados en carnitas, mariscos o huaraches (literalmente, sandalias, tortillas alargada con frijoles y pollo o ternera). Si están llenos, estará rico. Otra opción es el delicioso Los Aguachiles (13) (34 con 25 Avenida), popular, pero con un giro irónico donde el moderneo local disfruta de un magnífico pescado y marisco crudos adobados en limón.
18.00 Espectáculo callejero
A falta de paseo marítimo, Playa tiene la Quinta Avenida (14). El pretencioso nombre no le queda tan grande como cabría esperar. Es una vía kilométrica, con cientos de locales. De exclusivas boutiques como la de la diseñadora mexicana Pineda Covalin a macrotiendas de camisetas con lemas como "Spring break rurvivor" (que alude a los universitarios estadounidenses que inundan el lugar en Semana Santa para rebozarse de arena y margaritas). Hay heladerías, salas de masaje, bares y restaurantes, locales de pedicura y tiendas de artesanía. De las más rancias, con muñecas peponas con trenzas y sombreros mexicanos, a las más molonas, donde los artistas locales reinterpretan símbolos nacionales como la lucha libre o la omnipresente muerte. Todo animado con mariachis callejeros y actores disfrazados de chamanes mayas. La Quinta no para de crecer y aunque es el lugar más comercial de esta ciudad que se jacta de ser la respuesta bohemia a Cancún (15), resulta todo un espectáculo.
21.00 Menú indígena
Hace unos años que los chefs de Playa vienen poniendo en valor la gastronomía maya, ofreciendo sabores ancestrales actualizados. En un elegante comedor a media luz, Yaxche (16) (www.mayacuisine.com; Quinta con 22) ofrece un menú larguísimo de platillos yucatecos. Para empezar, una carta de margaritas y de antojitos indígenas, aperitivos con nombres como salbutes, panuchos o codzitos. Bajo el hilarante "Los favoritos de mi Chichi" (abuela en la región) se presentan platos principales donde la cosa se pone totalmente maya: tsotolbichay (tamales de chaya y pepita de calabaza, la receta más antigua del menú), tikin xic (pescado marinado en achiote y asado en hoja de plátano) y, por supuesto, chochinita pibil, la especialidad yucateca. En México nunca se escatima ni con el picante (pero avisan) ni con las raciones, así que por unos 30 euros sales rodando.
23.00 Jazz junto al mar
Playa empezó siendo un destino hippy donde los turistas más alternativos se juntaban con los locales para celebrar en la playa, alrededor de hogueras. No queda mucho de aquello y gran parte de los clubes de la ciudad, muchos al borde del mar, buscan complacer a los springbreakers con su chunda chunda y sus margaritas baratas (y malas). Pero la Quinta es tan larga que cualquiera puede encontrar su sitio, ya sea este la tranquila y muy cool La Azotea(17) (en la Quinta con la calle 8), o la salsera La Bodeguita de en Medio (18) (Quinta con la 34). No es, ni mucho menos, el único local con música en directo de Playa, que cuenta incluso con un festival internacional de jazz que se celebra, gratuitamente, en el Beach Club Mamitas (19) (www.rivieramayajazzfestival.com, en noviembre). Lo organiza el músico Fernando Toussaint y él también tiene su anécdota para demostrar lo mucho que es de Playa: "Cuando llegué hace 12 años, iba a trabajar con una linterna ¡porque no había alumbrado público!". Hoy su festival reúne unos 20.000 espectadores. Definitivamente, Playa ha cambiado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.