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Las cartas sobre la mesa del tribunal

La estrategia de la defensa de Ioan Clamparu pasa por demostrar que este no tenía nada que ver con la red de prostitución de mujeres rumanas. Y que no obligó a la menor, identificada con el nombre ficticio de Andrea, a abortar en una clínica madrileña. Por eso leyó tres extractos de cartas que supuestamente había escrito la joven y que están incluidas en la causa. El primero decía: "Soy consciente de que no me puedo permitir tener un hijo y mucho menos con esta profesión de prostituta que tengo". El segundo también se refería al aborto: "Desde que he hecho esto no puedo dormir por las noches con un niño que me pregunta por qué lo he matado". Y la tercera: "Solo Dios sabe que no he querido matarlo". Con estos textos, el abogado de Clamparu intentó demostrar que la menor no había sido obligada a abortar. La fiscal interrumpió la lectura alegando que las citas estaban "fuera de contexto", algo que rechazó el tribunal.

También declararon tres de los empleados de la clínica madrileña en la que presuntamente se realizó el aborto ilegal. En todos los casos, tanto la trabajadora social como el psicólogo y el ginecólogo negaron que la menor fuera coaccionada en su presencia para que interrumpiera el embarazo: "Siempre que detectamos la mínima duda por parte de la mujer le decimos que se lo piense mejor", aseguró el psicólogo del centro sanitario madrileño.

Asimismo, la defensa interrogó repetidamente a los agentes sobre si habían visto a Clamparu controlar o pegar a las mujeres. En todos los casos la respuesta fue negativa.

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