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La libertad no es un tema "prioritario"

Juan Arias

La diplomacia brasileña quiso despejar enseguida que el primer viaje a Cuba de la presidenta de Brasil, la exguerrillera Dilma Rousseff, que llegó hoy a la isla, no está relacionado con el tema de la defensa de los derechos humanos y de la represión política de la oposición al régimen castrista.

Lo dejó claro el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Patriota, quien subrayó que dicho tema "no es prioritario hoy en Cuba", aunque añadió que el asunto "es constantemente abordado" entre las autoridades del Gobierno de Brasilia y las de La Habana.

Esa puntualización acerca del viaje de Dilma a Cuba, y el énfasis en que se trata de un encuentro para consolidar las relaciones comerciales bilaterales entre ambos países, demuestran la preocupación que tal viaje supone, ya que es evidente que dada la biografía de la presidenta de Brasil, será imposible que de una forma u otra el tema de la defensa de los derechos violados en Cuba -como la prohibición a los cubanos de salir y entrar libremente en el país o el de la existencia de presos políticos- no acabe aflorando en algún momento.

A Brasil, dadas las buenas relaciones personales que el expresidente Lula da Silva mantuvo siempre con Fidel Castro y que mantiene con su sucesor, su hermano Raúl, que hicieron crecer en un 30% las exportaciones brasileñas a Cuba, lo que más le interesa en este momento es estar preparado para la llegada de la apertura democrática en Cuba, que podría ser de gran importancia para las relaciones comerciales entre ambos países.

En ese sentido, como ya ha adelantado Patriota, el papel que Brasil desea intensificar es precisamente la aceleración de esa apertura política y económica para tener el día de mañana en Cuba un aliado fiel. Y por ello está ya colaborando en las obras del puerto de Mariel, a 50 kilómetros de La Habana, cuyo monto total (683 millones de dólares) será financiado en un 80% por Brasil.

Dilma no puede tampoco ignorar que Lula llegó hace un año a Cuba precedido de la muerte por huelga de hambre del preso Orlando Zapata. También el viaje de Dilma ha estado precedido de otra muerte semejante, la del opositor Wilman Villar, fallecido el 20 de enero pasado.

El primer viaje a Cuba de Dilma Rousseff ha sido considerado, dentro y fuera de Brasil, como un banco de pruebas y un examen sobre su fidelidad a la promesa de defender a cualquier precio los derechos humanos.

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