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Mas apoya los recortes del PP y enfría las expectativas sobre el pacto fiscal

El presidente catalán centrará en la economía y la crisis sus demandas a Rajoy

Miquel Noguer

Los dirigentes de Convergència i Unió (CiU) suelen repetir con amargura que en 30 años de democracia los políticos catalanes lo han intentado todo para hacerse respetar en Madrid. Pactos con Gobiernos de todos los colores, amenazas de ruptura, dos estatutos de autonomía... y nada ha funcionado, lamentan. Artur Mas intentará abrir hoy una nueva etapa en las relaciones entre la Generalitat y el Gobierno central desde la posición de debilidad en la que ha quedado por la apabullante mayoría absoluta del PP. Agobiado por la situación financiera de la Generalitat, Mas acudirá a La Moncloa para ofrecer su apoyo a las reformas estructurales que está emprendiendo el Gobierno, especialmente la del mercado laboral. Aunque intentará rehuir la imagen del cambalache, Mas pedirá que el Ejecutivo se ponga al día respecto a sus pagos a la Generalitat y que, a medio plazo, se abra a negociar el ansiado pacto fiscal para dotar a Cataluña de una financiación similar a la del País Vasco.

Conscientes de que Mariano Rajoy no necesita para nada el apoyo de los nacionalistas catalanes, la Generalitat y todas las voces de CiU se afanaron ayer en rebajar expectativas sobre la reunión de hoy. "No esperamos compromisos altisonantes", dijo el portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs. "Que nadie espere una negociación, no es el objetivo, y mucho menos arañar alguna cosa", añadió Josep Antoni Duran Lleida, que ayer volvió a hacer uso del estatus especial que le confiere ser presidente de las comisiones bilaterales Estado-Generalitat y se sentó como un consejero más en la reunión del Gobierno catalán. El objetivo, argumentó, era preparar la reunión de hoy.

La máxima que guía a CiU es de lo perdido saca lo que puedas. Ya que no puede forzar al Gobierno de Rajoy, busca ganárselo por la vía de exhibir "responsabilidad" y demostrarle que va en serio, tanto cuando habla de apoyar las reformas estructurales como cuando pide el concierto económico. Pero el objetivo del pacto fiscal es hoy por hoy inalcanzable y el Gobierno de Artur Mas lo va postergando. De momento ya habla de dejarlo para 2013 con el argumento de que entonces espera contar con el apoyo del PSC. De ahí que muy probablemente el concierto económico quede hoy en tercer plano en el encuentro con Rajoy. CiU también enfrió ayer otro de los objetivos de su sector más soberanista y rechazó en el Parlament la creación de una comisión de estudio sobre la autodeterminación. CiU no quiere "marear la perdiz", dicen los nacionalistas, olvidando que lo que ellos llaman "derecho a decidir" es el faro de todas sus actuaciones.

Sí a Las Vegas catalana

El proyecto de un grupo inversor norteamericano para construir un macrocasino en los alrededores de Barcelona seduce cada día más al Gobierno catalán, que ayer reiteró su "interés" en el proyecto empresarial por el número de puestos de trabajo que podría crear. Eso sí, el Gobierno sigue sin mojarse excesivamente respecto a las draconianas condiciones que pone la compañía promotora para construir el complejo.

El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, apoyó ayer el macrocasino, pero dejó claro que debe construirse "de acuerdo con los usos y costumbres, las leyes y el sentido común". Y es que la empresa promotora quiere que el recinto donde se ubique, de unas 200 hectáreas, quede al margen de la legalidad vigente en materia de consumo de tabaco y protección de menores, y que se relajen los controles para prevenir el blanqueo de capitales. La Comunidad de Madrid vería bien esta suerte de isla legal, ha dicho su presidenta, Esperanza Aguirre. Pero ello no entusiasma en absoluto al PP catalán, que ayer alertó de que la construcción del casino "no puede significar declarar la independencia en una pequeña parte de Cataluña para que se rijan por unas normas diferentes".

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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