Un coreano con gancho

La apuesta por ofrecer diseños más llamativos es una de las recetas de moda entre los fabricantes de coches para intentar paliar el declive de las berlinas, que llevan años perdiendo ventas en favor de los monovolúmenes y todoterrenos. Hyundai aplica esta solución en el i40 Sedán que, al igual que el Opel Insignia y otros modelos de su tamaño, luce una línea más baja y afilada de lo normal en los turismos familiares y parece casi un cupé deportivo. Este vistoso traje se completa con otros argumentos importantes, como un interior y maletero bastante amplios y un confort de marcha notable que permite recorrer muchos kilómetros sin apenas acusar el cansancio.

La calidad del nuevo i40 se acerca mucho a la de sus rivales europeos, pero también el precio, porque cuesta casi lo mismo que un Ford Mondeo, un Citroën C5 o un Seat Exeo, aunque viene mejor equipado, sobre todo en seguridad. Así, está disponible desde 19.690 euros con motor de gasolina (1.6 GDi de 135 CV) y a partir de 20.690 con turbodiésel (1.7 CRDi de 115 CV). Las tarifas incluyen ya un descuento de 1.500 euros. El i40 Sedán se suma al i40 CW o familiar, que llegó en 2011.

A pesar de su estilizada línea, el nuevo Hyundai aporta un interior desahogado, con espacio para los más altos, tanto delante como detrás, y un maletero generoso de 505 litros. Permite viajar a cuatro adultos de 1,90 metros sin agobios, tiene muchos huecos para objetos y está bien acabado.

Al volante se disfruta por su buen tacto de mandos, cuidada insonorización y comodidad de rodadura, que permiten viajar casi como en una burbuja. Es una berlina orientada al confort, con suspensiones suaves, que invita a practicar una conducción tranquila. Por su planteamiento, el i40 Sedán es más parecido a un C5 que a los Mondeo y Exeo, que tienen un punto menos de comodidad y uno más de dinamismo.

La oferta mecánica incluye un motor de gasolina y dos turbodiésel, y los tres tienen cilindradas muy ajustadas para reducir el consumo. El de gasolina es un 1.6 GDi de 135 CV que otorga prestaciones justas, pero funciona con suavidad, cuesta menos que los turbodiésel y gasta 6,4 litros de media. El turbodiésel es un 1.7 CRDi con dos potencias: 115 y 136 CV. Ambos son más agradables que el de gasolina -responden mejor y gastan menos- pero para adelantar con cierta soltura en carretera y no perder ritmo en las subidas de las autopistas es mejor el más potente. El de 115 CV lleva de serie el paquete Blue Drive, con el sistema Start&stop, y gasta 4,3 litros de media. El de 136 CV se ofrece con este paquete (4,5 litros de media) o sin él (5,1 litros). Los tres motores equipan cambios manuales de seis marchas, aunque el 1.7 CRDi de 136 CV puede montar un automático también de seis. Y toda la gama incluye cinco años de garantía.