"Me hicieron fotos en el cuarto de baño para chantajearme"
Anouar Malek fue el primer observador enviado a Siria por la Liga Árabe que dimitió, aunque otros siguieron después su ejemplo. Ahora la primera misión de la organización panárabe hace agua tras la retirada de las monarquías del golfo Pérsico.
"Dimití [el 6 de enero] porque tuve la impresión de dar al régimen la oportunidad de seguir matando ante mis ojos sin que yo pudiera hacer nada", explica Malek.
Malek, un exmilitar argelino exiliado en Francia desde 2006, fue reclutado por la Liga Árabe a propuesta de la ONG Comité Árabe de Derechos Humanos. La mayoría de su estancia se desarrolló en Homs. "Fui el primero en entrar en el barrio de Baba Amrou", el más conflictivo de la ciudad, explica por teléfono.
Su primera sorpresa es que los observadores "carecían de medios". "Teníamos que pagarnos las llamadas telefónicas, no disponíamos de un despacho en el que trabajar y recibir". "La escolta siria nos ponía trabas mientras que proseguían los bombardeos sobre las zonas rebeldes". "El Ejército Libre [resistencia armada] sí instauró una tregua para facilitarnos la labor".
Su segunda gran queja concierne los informes que se enviaban a la sede de la Liga en El Cairo bajo la responsabilidad del jefe de la misión, el general sudanés Mohamed al Sabi. "Él eligió a personas cercanas al régimen para encabezar los grupos de trabajo e ignoró a los que veníamos del mundo de las ONG", recuerda Malek. "Los informes pasaban por alto muchas cuestiones sensibles".
¿Qué era lo peor? "Lo que más me chocó fueron los asesinatos de niños y los cadáveres destrozados de manifestantes devueltos a las familias", responde. Unicef, el fondo de la ONU para la infancia, señaló ayer que hasta principios de enero murieron 384 niños en Siria y que otros 380 menores de 14 años fueron detenidos. El número total de muertos supera los 5.400.
Trabajar en Siria no fue fácil y marcharse tampoco. Tras su dimisión Malek colgó sus reflexiones en Facebook cuatro días antes de salir del país, el 10 de enero. "Mi página fue pirateada de inmediato", asegura. "Tuve diez llamadas anónimas amenazándome con degollarme".
Incluso una vez fuera, primero en Doha y después en París, Malek siguió recibiendo llamadas. "Tras acudir a los estudios de la televisión Al Yazira me advirtieron que si no me callaba colgarían en Internet fotos mías tomadas en el baño del hotel Essafir de Homs", afirma. "Está claro que los servicios sirios metieron una cámara hasta en el mismo baño".
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