Imma Monsó gana el Llull con una mujer obsesa del tiempo
Las instituciones recortarán los 90.000 euros de su aportación al premio
"Soy rápida; en mi familia todos lo son porque quien no lo es acaba exterminado o autoexterminándose", reflexiona Agnès, mujer acelerada en estos tiempos de enfermiza inmediatez; pero aun así, de su percepción distorsionada del tiempo y del éxito que le conlleva ser como es, vive una tragedia interna: tiene vocación contemplativa, de poetisa. Ella y su tácito dilema protagonizan La dona veloç, novela con la que ayer una de las escritoras actuales más reconocidas, Imma Monsó (Lleida, 1959), obtuvo el 32 premio Ramon Llull que convocan la Fundación Ramon Llull y Planeta, el mejor dotado de las letras catalanas: 90.000 euros.
"La protagonista está al límite del trastorno y sirve de metáfora de esa obsesión por el tiempo y que es la fuente de todos los males de nuestra sociedad, desde los éticos a los económicos", expuso la autora, a un ritmo verbal muy parecido al de su Agnès, psiquiatra sin un minuto libre a pesar de no tener hijos y que, en buena lógica, es apodada Nes.
"Quería reflexionar sobre esa dictadura de la velocidad al límite sobre nuestras vidas, y ya sabemos que la velocidad siempre acaba provocando accidentes", comentó Monsó evocando al pensador francés Paul Virilio, al que citó varias veces. Para reflejar todo ello, la autora ha dado a su obra "una estructura y un lenguaje veloces, con un ritmo que refleja la angustia de la mujer". También se ha regalado más minuciosidad en el retrato de personajes, lo que le permite calificar La dona veloç como "una de mis obras más ambiciosas". Lo que seguro sí será la novela (que Planeta editará el 8 de marzo) es coherente en una producción literaria centrada en la disección de los comportamientos humanos, siempre bajo un tamiz irónico.
Un poco menos tímida de lo habitual, la autora de Com unes vacances (premios Prudenci Bertrana i Cavall Bernat, 1998), Millor que no ho expliquis (Ciutat de Barcelona, 2003) y Un home de paraula (Salambó y Maria Àngels Anglada, 2007) dio un doble argumento para justificar su marcha de La Magrana, donde ha desarrollado su carrera: "Han ido desapareciendo mis editores", zanjó, para añadir: "el Llull, además, conlleva traducción al castellano [que hará ella misma, en Planeta] y al francés ".
Los 90.000 euros también son argumento. Pero podría desaparecer porque el acuerdo entre la Fundación Ramon Llull -Gobiernos andorrano, balear y la Generalitat, a través del Instituto Ramon Llull (IRL)- y Planeta finaliza este año. "Habrá que reformularlo: hoy no podemos asumir esas cifras y nuestra labor es más de proyección exterior de la cultura que de promoción", exponía el director del IRL, Vicenç Villatoro, portavoz de unas instituciones que pagan íntegra la dotación.
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