_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¡Vitalicios!

El martes me entregué, durante un montón de horas, a un ejercicio de realismo -no de resignación-, siguiendo la comparecencia de doña Soraya Sáenz de Santamaría en la sesión de control del Parlamento. De su enérgica intervención retengo dos cosas. La una tiene que ver con ella, y me parece una cualidad magnífica para su grupo: se lanza como una tanqueta, apenas toma aliento y bebe poca agua, no se interrumpe, no deja que los contrarios hablen más de lo estricto. Perfecto. Como periodista, me he ido acostumbrando -no resignando- a que los políticos impongan sus discursos y callen al que tienen enfrente.

Lo que sí me sobrecogió fue una palabra pronunciada casi al final, cuando andaba yo ya grogui -ella no: firme y a la defensiva, como al principio-, y que tuvo la virtud de sacarme del sopor. ¡Vitalicios! Eso dijo la vicepresidenta: vitalicios. Refiriéndose a los jueces del Constitucional, añado. Como en Estados Unidos, qué ilu. ¿Recuerdan ustedes el argumento de El informe pelícano, la novela de John Grisham que protagonizó en cine Julia Roberts? Desde presidencia del Gobierno -mandato Bush jr., o similar, se suponía-, se cargaban a tres jueces (vitalicios) progresistas de la Corte Suprema, contrarios a un proyecto de depredación ecológica; el presidente pretendía nombrar a tres amigotes suyos afines al expolio.

Cuánto más cómodo no será, sin tener que matar a nadie ni consultar con nadie, y con un cuerpo jurídico como el nuestro, tan mayoritariamente reaccionario, elegir magistrados entre lo más granado de lo conservador, para que representen los intereses en juego, y perduren hasta quedarse tiesos.

Venga, ánimo. Todos vitalicios, coño, y todos escogidos según las afinidades electivas. Constitucional, Supremo, CGPJ. A ver si nos ahorraremos que se nos infiltre un Garzón que nos obligue a deshacernos de él como sea.

Se me olvidaba. Viva Gallardón.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_