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Reportaje:TENIS | Abierto de Australia

Un muro en el fondo de la pista

Djokovic, próximo rival de Ferrer, es junto a Nadal el único que gana grandes lejos de la red

"Al final, físicamente te va matando". Quien así habla no es un cualquiera. Es un competidor que disfruta en el sufrimiento. Un tenista con fama de maratoniano: David Ferrer, que ayer se deshizo del francés Gasquet (6-4, 6-4 y 6-1) y se cita en cuartos con el serbio Novak Djokovic, ese tenista que tiro a tiro tritura a sus rivales (6-1, 6-3, 4-6 y 6-3 al australiano Hewitt). El número uno ha superado a Rafael Nadal en el arte que coronó al español en 10 grandes. El mallorquín ya no es el único que puede ganar torneos del Grand Slam desde el fondo. Lo dicen las estadísticas: el serbio vence en Australia el 62% de esos peloteos, por el 60% del mallorquín y el 57% del alicantino. Lo dicen los contrarios, ahogados. Lo dice, finalmente, Ferrer, un experto, porque ha hecho carrera desde esos argumentos: "Golpea con una marcha más. Te va matando por su ritmo, superior al de los demás".

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"Nole", analiza Feliciano López, "es hoy por hoy el mejor jugador del planeta desde el fondo de la pista". "Es más sólido porque no falla y juega mucho más agresivo, más rápido, más dentro de la pista que los demás. Por eso acabó 2011 como el número uno. Rafa juega con más altura".

Así comienza a cobrar vida el anatema. Durante años, Nadal gobierna todos los intercambios desde la línea de fondo. Nadie hay con más pulmones. Nadie hay con más piernas. Nadie hay que controle más las pulsaciones y el corazón, que comprenda como él el arte del desgaste del contrario, delicado equilibrio entre un altísimo ritmo y la minimización de los errores no forzados. Llega entonces 2011. Djokovic no solo derrota a Nadal en seis finales. Le derroca de su reino, le expulsa de la tierra. Vencedor en las finales de Madrid y Roma, el serbio demuestra que solo él es capaz de conseguir algo que parecía imposible. Aguantar en el fondo más que el titán de la arcilla.

"Cuando ves a un jugador, enseguida sabes si es muy bueno", reflexiona Toni Nadal, tío y entrenador del número dos. "En 2005, en Wimbledon, me iba dando un paseo y me paré a ver el partido de Juan Mónaco. No sabía contra quién jugaba. Vi 10 ó 15 minutos. Llegué al vestuario y le dije a Rafael: 'Tenemos un problema'. Fue la primera vez que vi jugar a Djokovic", recuerda.

"Hoy, Djokovic es el mejor en casi todos los aspectos del juego. No sé si es algo que tendrá continuidad, pero falla muy poco y es muy intenso", sigue. "En la línea de fondo, se amarra muy bien, corre, y salva muchas pelotas. Tiene una calidad excelente. Al final, él te ahoga así, igual que otros lo hacen no fallando una pelota, como Ferrer, por ejemplo... porque lo que te ahoga es que te hagan puntos, y hay muchos caminos que llevan a Roma", sonríe.

El posicionamiento del serbio es más agresivo que el de los españoles. Djokovic, al contrario que Nadal o Ferrer, manda con las zapatillas sobre la línea de fondo. El mallorquín y el alicantino se mueven un metro por detrás, la receta que ha permitido que los últimos 24 torneos del Grand Slam, todos desde el Abierto de Australia 2006, hayan visto a algún español en cuartos. Ellos, que eran los mejores recuperadores del planeta junto al francés Monfils y el británico Murray, carecen de dos cosas que hacen especial a Nole: un revés inmaculado y una capacidad de torsión que espantaría a los más expertos torturadores. A las pelotas que no llega el número uno no llega nadie. A las que llega les queda una nueva vida. Con Nole, la bola siempre vuelve.

Djokovic devuelve la pelota a Lleyton Hewitt ayer en Melbourne.
Djokovic devuelve la pelota a Lleyton Hewitt ayer en Melbourne.MARK BLINCH (REUTERS)

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