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La pérdida de cuota en el EBB volverá a salir en la asamblea territorial

Joseba Egibar siempre se ha jactado de imputar a sus adversarios de casa que "la oposición se hace desde dentro y no en las tribunas de opinión de los periódicos". Esta intencionada carga de profundidad, no obstante, responde crudamente a la fotografía de situación en la territorial del PNV en Gipuzkoa, ya que la oposición real hasta ahora no supera el 15%. En realidad, la oposición al sector de Egibar no hace vida en los batzokis, un alejamiento siempre penalizado dentro de la idiosincrasia jeltzale y que les aleja del control del partido, circunstancia siempre aprovechada por los afectos a Egibar, que disponen de un control absoluto dentro del partido. No obstante, este distanciamiento ha provocado en varias juntas municipales "que se hayan suspendido asambleas por la falta de quórum" y hay quien se atreve a ver "las primeras disensiones políticas" en el círculo de Egibar.

Con todo, en la próxima asamblea del GBB se revivirá la polémica surgida por la pérdida de peso específico en los órganos nacionales del PNV. Desde los sectores críticos se apunta directamente a la "obstinación" de Egibar como causa directa de que Gipuzkoa perdiera no solo un miembro en el EBB, "sino que nos quedáramos sin representación en otros órganos tan importantes a nivel nacional como el tribunal o la comisión de control, algo que históricamente jamas nos ha pasado", apuntaba una de las voces presentes en la asamblea del BEC.

Barandiarán, la clave

Al analizar la situación, estas mismas fuentes aseguran que "desde el EBB había disposición a negociar y a abrir la mano, pero era imposible atender la exigencia de Egibar". Según las informaciones recabadas por este diario, el presidente del GBB exigía la presencia de Xabier Barandiarán, su mano derecha, como uno de los dos representantes en el EBB, una petición imposible de satisfacer ya que no estaba en el grupo de escogidos por el resto de territoriales.

Desde Bizkaia se abrió la puerta a la inclusión de los guipuzcoanos Irune Berasaluze y Aitor Olaizola, que sí estaban en la plancha de elegibles. La persistencia de Egibar imposibilitó el acuerdo, que fue interpretado desde fuera como un castigo a las diferencias ideológicas y tácticas con Urkullu, aunque la versión oficial quitó trascendencia alegando que "no era la primera vez".

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