Tres gramos en la punta del látigo
Como norma general, el material deportivo suele buscar ligereza siempre que no se mermen otras características mecánicas. Da igual que se trate de calzado, bates, pértigas, cuerdas de escalada o raquetas. En las raquetas de tenis, las pesadas maderas de antaño evolucionaron hasta las ligeras de grafito y tungsteno como la de Nadal. Entonces, ¿es un capricho añadir tres gramos en el extremo de la cabeza?
Primero, hay que decir que el cambio, sin ser importante, no radica en el peso incrementado. Si sujetamos una maza de gimnasia rítmica por su pesada cabeza, veremos que, al hacerla girar moviendo nuestra muñeca, nos cuesta mucho menos que si hiciéramos la misma operación cogiendo la maza desde su esbelta empuñadura a pesar de que su peso no ha variado. La razón es debida a cómo se distribuye la masa hasta el eje de giro (la muñeca en este ejemplo). Cuanto más lejos se sitúe del eje de giro, más cuesta girarla. En Física se denomina inercia angular o momento de inercia y en el mundo de las raquetas de tenis es el swingweight , que puede calcularse respecto a cada uno de los ejes de giro.
El peso añadido a la raqueta de Nadal es lo de menos. El fin es cambiar el punto de equilibrio y la inercia angular
Las raquetas no siempre se ven afectadas por un aumento del swingweight. Por ejemplo, en una volea en que la raqueta se mueva paralela a la red. Además, en el eje longitudinal de la raqueta las cosas no cambian, pues el peso se centra en ese eje. No así en otros ejes. En ellos Nadal puede perder al inicio de su adaptación a la nueva raqueta algo de velocidad angular al moverla, pero la pelota saldría disparada a la misma velocidad. A medio plazo, este cambio le puede ayudar a ganar velocidad de saque.
La raqueta de Nadal ha cambiado ligeramente coincidiendo con el inicio de la temporada. El peso añadido es lo de menos. El objetivo ha sido cambiar el punto de equilibrio y el swingweight. Paradójicamente, los incrementos del swingweight de la raqueta pueden repercutir en un menor riesgo de lesión. Entre otros motivos, se puede decir que el retroceso que sufre la raqueta al colisionar con la pelota es menor. Además, se ha visto que incrementos de peso similares al usado por Nadal no se traducen en un aumento significativo del trabajo de la musculatura del hombro y del brazo. Desde el hombro del manacorense, las masas se distribuyen de forma decreciente a lo largo de su brazo, pasando por su antebrazo y la empuñadura hasta llegar a la cabeza de la raqueta, en cuyo extremo ha colocado tres gramos.
Xavier Aguado Jódar es biomecánico del Deporte, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha (xavier.aguado@uclm.es)
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