El peso de los galones

Es pura matemática, es la dura lógica del ránking. Comienza la segunda semana del Abierto de Australia y se impone la ley de los mejores. Han pasado ya los días de tanteo. Han terminado ya las jornadas de pruebas. Han finalizado ya los duelos en los que los tenistas más cualificados del planeta compiten buscando el punto justo de sus raquetas. Así, el británico Andy Murray devora al 6-1, 6-1 y retirada al kazajo Kukushkin, un tenista que parece jugar a otro deporte cuando se le compara con el número cuatro del planeta. Así, David Ferrer, que es el número cinco, se zampa sin pestañear (6-4, 6-4 y 6-1) al francés Richard Gasquet, un jugador de otra clase, menor en intensidad y tino, un satélite que gira alrededor de los mejores del mundo. Los cinco mejores avanzan con paso seguro. Imponiendo el peso de sus galones en la transición de los octavos a los cuartos.

"Me gusta mucho jugar aquí", dijo el alicantino mientras la grada le gritaba "olé" como si fuera un torero. "Juego muy bien en pista dura, me siento muy cómodo, aquí he conseguido mis mejores resultados, porque tengo una pelota muy rápida".

En la lucha de clases, el calor, 33 grados y subiendo, asfixia a los aspirantes. Ahogado por los rayos ardientes, tira la toalla Kukushkin, que ahora preparará la primera ronda de la Copa Davis, que enfrenta a Kazajistán contra España. Sofocado en sudores se marcha Gasquet, tumbado por el mito antes que por la realidad, eliminado por el aura del contrario antes que por sus acciones: Ferrer, que jugará los cuartos contra Novak Djokovic (vencedor en su duelo ante Hewitt por 6-4, 6-3, 4-6 y 6-3), compite bajo el bochorno sin dejar apenas brillos. Roto por el sol, el francés Tsonga se inclina ante una promesa que ya llega, Kei Nishikori (2-6, 6-2, 6-1, 3-6 y 6-3), el primer japonés en cuartos del Abierto de Australia desde el inicio de la Era Abierta (1968). Tanto calor hacía en su pista, tanto se calentó la moqueta, que provocó un punto muerto, en el que no picaba la pelota, y hubo que repetir un peloteo.

El sol también quema a Serena Williams, que pierde 2-6 y 3-6 ante la rusa Makarova, la número 56 mundial. No es el calor lo único que explica la eliminación de la exnúmero uno mundial. Está su tobillo vendado. Están sus kilos de sobrepeso. Está su penosa mañana al servicio (llegó a hacer cuatro dobles faltas en el mismo juego). Están los años (30), que no perdonan ni a una campeona legendaria como ella. Y está su estadística de errores no forzados (37), que le impidió aprovechar todas las oportunidades que el ofreció Makarova. La estadounidense, horrible en el duelo, no se anduvo con paños calientes: "Hubiera sacado mejor si lo hubiera hecha con la mano izquierda".