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Reportaje:

Los reflejos se hacen arte

La exposición 'Sonidos del agua' muestra las piezas de Rufo Criado que reinterpretan su entorno natural

A escasos 200 metros del estudio del artista Rufo Criado (Aranda de Duero, Burgos, 1952) fluye un arroyo. Cada día visita el cauce, pasea por sus orillas, observa el agua y el paisaje que lo rodea y, reconoce, "se carga de energía para seguir trabajando".

Desde hace casi 20 años el reflejo del arroyo Riaza está presente en la obra de Criado. La exposición Sonidos del agua muestra en la sala Rekalde, en Bilbao, las obras que han surgido del río y se han plasmado en forma de dibujos, pintura, fotografías, imágenes creadas por ordenador y cajas de luz. "El agua es un tema tradicional del paisaje, pero yo lo utilizó en el sentido de manantial, de la raíz, de lo que surge", dice. "El agua actúa como metáfora de la vida, de transparencia para tiempos turbios, extraños, y como reivindicación de un positivismo que se mira en el espejo de la realidad cotidiana".

La exposición arranca con un lienzo de pequeño formato en el que el agua es una referencia simbólica plasmada en un rectángulo azul. Junto al cuadro se han instalado unas cajas de luz que muestran las fotografías con las que Criado se inició en el mundo de la imagen digital, hace ya 20 años. En ellas el color se refuerza con la luminosidad que surge del interior del soporte. Son dos ejemplos de los diversos materiales que el artista utiliza para plasmar su visión de la naturaleza sin renunciar a la mezcla de metal, madera y rejilla.

La pintura y el dibujo en su concepción más tradicional conviven en la trayectoria de Criado con la imagen digital y con piezas exentas, a las que no quiere llamar esculturas. "Sacan al cuadro de la bidimensionalidad", explica. "Pero son pinturas en tres dimensiones". El color plata se repite en las obras. En una serie completa la chapa galvanizada de uso industrial es el soporte de la pintura geométrica de Criado. En otras obras aparece el gris metalizado y en las fotografías se distingue la vegetación de las orillas del río en blanco y negro. "El color plata es la referencia al brillo del agua, a los reflejos de la superficie", indica el artista.

Criado elige un humilde afluente en lugar del gran Duero, también cercano a su casa y su estudio, para conectar con el agua. "Los hermanos pequeños a veces son mejores que los mayores", bromea.

A orillas del Riaza colocó una grabadora para registrar los sonidos de agua. Más de una hora de grabación en directo se escucha como fondo del vídeo que cierra la exposición.

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