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El Tambor de Oro rinde homenaje al esfuerzo y la participación

El Tambor de Oro reconoció ayer el deporte, el esfuerzo y la participación. El máximo galardón que concede el Ayuntamiento donostiarra, con motivo de la celebración del día del patrón, recayó ayer en el club deportivo Fortuna, organizador de la carrera Behobia-San Sebastián. Ayer se convirtió en uno de los días más significativos para la entidad y la prueba, según explicó Enrique Cifuentes, presidente de la asociación, después de recoger el premio de manos del alcalde de la ciudad, Juan Karlos Izagirre.

"Una Tamborrada a toda una ciudad que corre". Resumieron los responsables del club, que este año celebra su centenario, en un vídeo con testimonios de diversos participantes. "El camino no ha sido especialmente ni recto, ni fácil", aclaró Cifuentes, que recogió el Tambor de Oro en el estrado del salón de plenos del Ayuntamiento de San Sebastián acompañado por otros miembros del club.

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El presidente del Fortuna recordó que en los 32 años de vida de la Behobia-San Sebastián -la primera prueba se celebró en 1919 y se retomó en 1979- se han tenido que enfrentar, entre otras cosas, a la incomprensión de la administración, sobre todo, una vez que a finales de los setenta decidieron recuperar la carrera. "La Behobia-San Sebastián era vista como una molestia, un incordio para el tráfico, para la vida normal de los ciudadanos y los del Fortuna éramos los pelmas que aparecían después del verano para plantear los mismos problemas de siempre".

Izagirre, por su parte, subrayó los valores de solidaridad y esfuerzo por el trabajo que encierra la prueba. "Difunde la importancia de hacer deporte. Mens sana in corpore sano, que nos decían en la escuela y que razón tenían", señaló.

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Cifuentes quiso destacar el faro durante el que muchos años se convirtió la Behobia-San Sebastián como embajadora de la imagen de la ciudad, especialmente en los años más duros del terrorismo etarra.

"Hoy hace tres meses empezamos a pasar una página de nuestra historia, una página larga y dura. Incluso en los años más oscuros de esta dolorosa etapa, la Behobia- San Sebastián seguía estando ahí, como si fuera una pequeña luz que se encendiera todos los años con la llegada del otoño, una luz verde que invitaba a pasar a venir", en referencia a los atletas y aficionados procedentes de otras partes de España y del extranjero -más de 20.000 en la edición de 2011-, que cada año participan en la prueba.

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