'El Vaquilla' de Ferrol vuelve a las andadas
Iván Carballo, de 22 años, detenido de nuevo por dos robos
A Iván Carballo lo ha vuelto a detener la policía por asaltar, supuestamente, un chalé en Fene y un piso en Ferrol en menos de dos días. Junto a dos compinches, esta especie de El Vaquilla ferrolano trató de desvalijar una casa en Magalofes el pasado domingo y robó en el piso de la ciudad el lunes. Él o uno de sus dos compañeros de correrías hirió al propietario de la vivienda con un arma blanca. A Iván Carballo lo atraparon el viernes de madrugada y sospechan que también es el autor de un tercer robo en el polígono de viviendas del barrio de Caranza.
El ya famoso delincuente solo tiene 22 años pero su corta edad no ha sido un obstáculo para labrarse un historial delictivo que de largo, ya asombra. A su currículum de gángster juvenil no le falta casi de nada: tráfico de drogas, asaltos, robos con fuerza, atentados contra el patrimonio, agresión, desobediencia y delitos contra la seguridad vial. En total, 38 reseñas policiales para este joven insolente que desfila a menudo esposado por los juzgados de Ferrol y que lidera una banda juvenil que en cada nueva fechoría sube un grado la dosis de violencia.
Poca impresión le han causado a Iván Carballo sus estancias en la cárcel de Teixeiro, por lo menos tres en los últimos dos años. La última vez que visitó el penal coruñes fue en mayo del 2011 tras fugarse de la mismísima comisaría ferrolana y ocultarse durante varios días en una casa abandonada de Valdoviño.
Tres meses antes ya antes se había escabullido de los agentes saltando por los tejados del barrio ferrolano de Tejeras en una huida descabellada con un cerco de película. Acababa de salir de prisión y ya cogía otra vez carrerilla delictiva. Iván Carballo e s descarado y agresivo, y según los investigadores, lejos de arrepentirse presume de sus acciones. Hijo de una familia rota que lo encubre, su historia termina de adornarse con una novia jovencita de buena familia a la que dejó embarazada.
Ha robado casas con los dueños dentro y desvalijado coches. No le tembló el pulso para blandir dos catanas y amenazar a un conductor tras una simple discusión de tráfico y tampoco tuvo reparos en golpear a un policía para salir corriendo de la comisaría cuando iba a declarar. Hoy visitará de nuevo un paisaje bien conocido y pasará a disposición judicial.
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