Reinventar la moda infantil

Hoy toca FIMI. Por si alguien aún anda algo perdido con los acrónimos y el abigarrado calendario de pasarelas de moda, es la Feria Internacional de Moda Infantil. En su 74 edición, hasta el domingo en Feria Valencia, acoge las presentaciones de las firmas de moda infantil españolas e internacionales del otoño-invierno de la próxima temporada. Datos: 5.100 metros cuadrados de superficie, 202 expositores, 298 marcas representadas, 20 países participantes y 14 marcas.

El plato del día ha sido la reinvención. Perdón por este tag tan recurrente. La feria arranca con vientos de cambio. No queda otra. Los creativos enseñan los dientes y muestran sus credenciales ante el vapuleo económico que está padeciendo el sector.

El guiño tecnológico aleja las piezas de los tópicos

La moda de ceremonia dura más que un residuo nuclear

Un rayo de cool entre las tinieblas. FIMI presenta un nuevo proyecto, Nuditos. Un guiño irónico al exitoso Salón Nude de Habitat de Valencia. Un centro irradiador de ideas en torno a la moda infantil de la mano de estudiantes, escuelas y profesionales de diseño de toda España. "Potenciar Nuditos, que muestra la capacidad de innovar y el entusiasmo por crear de los diseñadores noveles debe percibirse como una oportunidad para éstos y los fabricantes", afirma Rafa Cubel, director de FIMI.

A los directivos y los diseñadores les encanta describir la moda infantil como un laboratorio de creatividad. Sería hermoso que así fuera, pero muchas veces no es más que un circunloquio.

40 ideas conforman los mimbres de Nuditos, seleccionados de proyectos de estudiantes de la Universidad Politécnica de Valencia, el Instituto Tecnológico del Textil y de la Escuela de Arte Superior y Diseño de Valencia.

Doble cara de la percepción: la propuesta tiene momentos brillantes, pero también inconexos. Hay pujanza creativa, pero también un cierto ruido de fondo. Probablemente el guiño tecnológico es una de las claves que aleja estas piezas de la mayoría de los tópicos infantiles.

Tejidos que cambian de color según la temperatura del cuerpo. Xira, una capa refugio para niños de estructura hinchable de Julen Pejenaute y Carlos Calle; la mochila Klank con leds incorporados; la colección de prendas de segunda mano de Blanca Cabrera o la funcionalidad japonesa de Origami de Lucile Balanzat. Pequeñas promesas de renovación que deben confiar en su gusto por lo actual para insuflar un poco de intención a sus colecciones.

En el flanco opuesto, en el de la moda de ceremonia, se producen momentos un tanto sonrojantes y definitivamente forzados, con esa enfática sensiblería que dura más que un residuo nuclear.