El tranvía de Christian Lacroix
Elegante y llena de 'charme', la ciudad francesa seduce por sus encantadoras tiendas y por su arquitectura. De la universidad más antigua de Occidente a lo último de Jean Nouvel
Hay algo en todas las ciudades francesas que las hace insoportablemente perfectas. Un mismo charme. Nada parece nunca falso, y cuando el viajero busca una frase que resuma sus sensaciones, piensa: "cómo no habré venido antes". Montpellier sugiere ese tipo de reflexiones (www.montpellier-agglo.com).
9.00 Casualidades en la plaza
El café Riche, abierto desde 1893, es un buen punto de partida. La panorámica desde su terraza da la idea de lo que espera: centro abierto, dinámico, peatonal y dilatadamente estudiantil. Favorece la casualidad y el sentido comunitario. Estamos en la Place de la Comedie (1), lugar de paso y diversidad. Abundan fachadas con cariátides cuyos gestos guardan una historia y aseguran tortícolis. La fuente de Las Tres Gracias atrae a los primeros turistas ante el Palacio de la Ópera (2). Un cóctel estimulante para empezar.
El Centre Rabelais (3) (27, Boulevard Sarrail; 00 33 467 60 53 70), ágora cultural, parece creado para engancharse a su programación de cine y conferencias. Acaso la fachada de 1908 -¡qué bien conservada!- quiere recordar que aquí estuvo el primer cine de la ciudad. Nos remite al tiempo en que los hermanos Pathé rivalizaban con los Lumière por la distribución de las películas. A dos pasos queda el Museo Fabre (4) (39, Boulevard Bonne Nouvelle; 00 33 467 14 83 00), emblema del arte moderno y contemporáneo, donde encontrará desde obras maestras del XIX (Delacroix, Gericault, Courbet) hasta obra de Pierre Soulages. En el mismo barrio, la librería Sauramps (5) (Le Triangle, CS; www.sauramps.fr) es un excelente espacio con fondo inagotable.
12.00 Obras de Pritzker
Desde allí basta cruzar el centro comercial Polygone para poner pie en el neoclásico Antígona (6), el barrio que se encargó a Ricardo Bofill en 1976 y objeto de controversias (para sus detractores, un ejemplo del delirio del posmodernismo). Marca el camino al río Lez y al nuevo Montpellier, ciudad de desafíos urbanísticos donde destaca la Biblioteca Émile Zola (7), obra de Paul Chemetov, y, en Port Marianne, el nuevo Hôtel de Ville (Ayuntamiento), de Jean Nouvel. Un paralelepípedo de 40 metros de alto sobre un plano de agua, llamativo por el tono azul de sus cristales. Una prueba más de la transformación de la metrópoli impulsada por su mentor principal, el arquitecto François Fontès, partidario de un urbanismo en el que prime la particularidad y lo heterogéneo. Ello se demuestra con edificios de otros premios Pritzker (aparte de Nouvel) como Christian de Portzamparc, creador del barrio Jardín de la Lironde (8); con el Espace Pitôt (9), de Richard Meier, y, por supuesto, con Pierres Vives (10), de Zaha Hadid, ubicado en Hérault, el más impactante, cuya inauguración está prevista para septiembre de 2012. Otro rasgo que evidencia la ambición de esta ciudad es la suma de dos nuevas líneas de tranvía para estrenar el año. Cada una de las cuatro líneas está decorada por un artista: han participado Talou Coron, Gérard Garouste, Bonetti, y ahora le toca vestir la nueva línea 3 a Christian Lacroix.
14.00 Escaparates y gemelos estrellados
Subiendo la comercial Rue de la Loge (11) se disfruta de un centro dominado por venerables hoteles particulares del XVII y XVIII combinados con propuestas comerciales. Aquí no hay divorcio entre lo antiguo y lo moderno. Invita a detenerse el escaparate de la Sombrerería Alfred (desde 1931; 9, Rue de la Loge) y la tienda 500º, estupendos ceramistas contemporáneos (14, Rue Gondeau), y la simpática joyería Delaluce (2, Rue St Come; www.delaluce.com), mientras que las opciones de comer van apareciendo. Las clásicas pizzas de Don Camilo (4, Rue de la Petite Loge; 00 33 467 66 05 94; www.doncamilo.fr) nunca defraudan, aunque se debe indagar en la sofisticada carta de Ma Première Cantin (4, Place Jean Jaurés; 00 33 467 60 24 35; www.mapremierecantine.fr). Para posibilidades más ambiciosas, mejor consultar www.jardindessens.com, donde se despliega la oferta de Jacques y Laurent Pourcel, los famosos chefs jemeaux etolies (gemelos estrellados, con dos estrellas Michelin).
16.00 Corte de pelo en la galería
En el Mikvé, barrio judío, se vive una tangible autenticidad. No busque un comercio cutre, no lo encontrará. Aquí conviven zapateros, anticuarios, decoradores o tapiceros a favor de un espíritu comercial chapado a la antigua. En la calle Palais des Guilhem (12) encontrará maravillas inquietantes, una detrás de otra, como las galerías Peyrou (www.galeriedupeyrou.com) o 17 (www.galerie17.net), el expresivo restaurante Kitchenette (00 33 467 60 61 65; www.restaurantlakitchenette.com), el espacio decorativo Terres Anciennes (www.terresanciennes.com) o la glamurosa peluquería Sprit Basora (www.spritbasora.com).
Los jardines Peyrou (13), sobrepasado el Arco del Triunfo, tienen un aire desenfadado y tranquilo. Invitan a relajarse a la intemperie. El viajero recarga aquí las pilas, donde la ciudad invita a sentarse y valorar lo andado.
18.00 De película de Truffaut
La Facultad de Medicina (14) se considera como la más antigua de Occidente. Se ubica en un imponente edifico del siglo XIV. La visita guiada cuesta 13 euros (plazas limitadas). Es la joya arquitectónica del centro histórico, anexa a la catedral de Saint Pierre (15). La tradición florece en escaparates como el de Pomme de Reinette (16) (33, Rue de l'Aiguillerie), una de las mejores jugueterías del mundo; en La Quintessence (26, Rue de l'Aiguillerie), mítica herboristería donde puede conseguir su cajita de Grisettes (grises caramelos con sabor a anís), o en el festival de aceites que brinda Olivers & Co (17) (30, Rue des Etuves), donde si acepta la degustación será feliz... Y se lo llevará todo.
Basta callejear por este lado de la ciudad para que una luz se encienda en la memoria y diga: "Claro, por aquí paseaba con las manos en los bolsillos Bertrand Morane, incansable seductor protagonista de El amante del amor, filme de Truffaut...".
20.00 Copas efusivas
Una pausa en las escaleras de la iglesia de Saint Roch (18) es la mejor opción para decidir cómo terminar el día. Frente a una divertida fachada trompe l'oeil, puede decantarse por cenar en La Storia Importante (19) (1, Rue Teissiers; 00 33 467 60 48 34) o en ForCys (20) (18, Rue des Écoles Laïques; www.bar-restaurant-montpellier.fr).
En Montpellier la luz ha dejado de ser protagonista, pero se enciende un nuevo modo de vivir la ciudad. Se merece una copa de champán en Chez Nina (21) (10, Rue Plan d'Agde; 00 33 467 92 70 33) y otra en The Egg (22) (11, Rue Plan d'Agde; 00 33 467 63 83 01), como todo lo pequeño, muy resultón y extraordinariamente efusivo. Cuidado.
» Use Lahoz es coautor de la novela juvenil Volverán a por mí.
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