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Del langostino a la croqueta

El Gobierno valenciano pasa de la barra libre a la austeridad en la feria Fitur

En el calendario del sector turístico estaban marcados como días de vino y rosas, coronados con saraos hasta el amanecer. La crisis se ha llevado por delante esas cuatro jornadas de farra y gastronomía que, a costa del erario público, se daban políticos y una abultada corte de acompañantes y visitantes en los pabellones de los Gobiernos regionales en la Feria de Turismo de Madrid (Fitur).

Las delegaciones de las autonomías, empezando por la valenciana, la más rumbosa, han cerrado la barra libre y han dado paso a un formato más austero para atraer la atención sobre sus ofertas turísticas.

"Se han acabado los obeliscos de langostinos, los litros de horchata, los paseos triunfales de moros y cristianos tomando licor de café y fumando puros", comentaba ayer un empresario valenciano presente en Fitur resumiendo los comentarios de otros muchos. La oferta sigue pero de forma más modesta. "En Galicia había barra libre para el marisco, en Andalucía el jamón y el fino iban a gogó y cada autonomía derrochaba todos sus productos", agregaba. Eran tiempos de aspecto boyante.

El estand ocupa un 43% menos de espacio y el coste ha bajado el 29%

En el pabellón 5, que desde hace años ocupa la oferta valenciana, la sombra de Gürtel cambió a marchas forzadas su escaparate en 2010. La agonía financiera que sufre la comunidad, símbolo del despilfarro y de la mala gestión en plena tormenta económica, ha hecho el resto. Y si hace dos años el fugaz paso por el pabellón del entonces presidente del Consell, Francisco Camps, despertó el malestar -"pasó como si fuera en Ferrari", criticó en aquel momento un empresario con ironía- en esta edición a nadie le sorprende ya la menor afluencia de políticos. Este año, la Generalitat ha contratado un 43% menos de espacio y el dinero destinado al estand es un 29% menor. El año pasado costó 615.323 euros y este, 437.780.

Las numerosas comitivas públicas a Fitur, los expositores por todo lo alto, las fiestas, las comidas y las cenas multitudinarias forman parte del pasado. También las colas para saborear un helado o para lograr una colchoneta hinchable, y no por falta de asistentes sino porque las Administraciones han recortado todos los gastos. "Se gastó una burrada", resumía un empresario. No siempre fue así.

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Hubo una primera fase austera para Fitur, cuando la feria se celebraba en la Casa de Campo. En las primeras ediciones, restauradores valencianos pagaban una gran paella para sus clientes (compañías aéreas, hoteleros, etcétera). Luego, llegó el boom. En 2004, el entonces ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, fue agasajado durante la celebración de Fitur por sus fieles en el PP valenciano, resguardados en la provincia de Alicante tras la llegada de Camps a la presidencia de la Generalitat, con una fiesta para 1.000 invitados en la Casa de Campo de Madrid. A la velada, en la que actuó Isabel Pantoja, asistieron alcaldes y ediles alicantinos que nunca habían ido a esta feria. Zaplana no pisó el recinto ferial pero fue uno de los protagonistas de aquella edición de la feria.

Un ejemplo de los nuevos tiempos fue palpable ayer, Día de la Comunidad Valenciana en Fitur. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ofreció una frugal degustación de productos con Denominación de Origen en sustitución del vino de honor del año anterior. El coste fue de 500 euros, según la Consejería de Turismo. Lejos queda 2005, primer año en el que la Agencia Valenciana de Turismo adjudicó por concurso el pabellón de la Comunidad Valenciana por primera vez a Orange Market, una empresa creada apenas dos años antes. Ese año, la firma que gestionaba Álvaro Pérez, El Bigotes, facturó también a la Consejería de Turismo dos cuentas por 119.035 euros y 30.000 euros respectivamente por un almuerzo para 1.400 comensales con motivo precisamente de Fitur.

"Nos hemos apretado todos el cinturón", resumía ayer el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, en su visita a Fitur, para subrayar a continuación que el expositor este año es "más pequeño y más barato". Por si alguien aún no lo había notado.

Estand de la Comunidad Valenciana en Fitur, menos espacioso que en la edición de 2011.
Estand de la Comunidad Valenciana en Fitur, menos espacioso que en la edición de 2011.SANTI BURGOS

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