Un reto de cemento

Lo nunca visto: muertos de la risa, Nicolás Almagro y el búlgaro Grigor Dimitrov hablan y se dan palmaditas, alucinados con sus tiros, con sus gritos y con que el murciano acabe de perder un punto de set cuando su rival le había dicho "toma, que es tuyo". El número 10 gana 4-6, 6-3, 6-7, 6-4 y 6-0 en la segunda ronda del Abierto de Australia, y así mejora una estadística que no tiene nada de broma: entre los 10 mejores no hay nadie que haya sumado menos victorias (57) sobre cemento, ni que tenga un peor balance (46%) de triunfos en esta superficie. La distancia entre el murciano y el resto es abismal. Los demás superan las 130 victorias, y hay quien ya olfatea las 500, como Roger Federer (496), en tercera ronda tras la retirada del alemán Beck. Como escribió el español, que se hizo profesional cinco años después que el suizo, en su bitácora: "Mi incapacidad para jugar en pistas rápidas ha quedado patente en incontables ocasiones".

Es el único de los seis mejores españoles que no ha ganado un título en esta superficie

"No me arrepiento de haber dicho eso, porque sé que mi margen de mejora en esta superficie es bastante amplio", admite en Melbourne el murciano, que jugó mientras hasta su pista llegaban los gritos de otra cercana, en la que el estadounidense John Isner venció 4-6, 6-3, 2-6, 7-6 y 10-8 tras 4h 41m al argentino David Nalbandian. "Voy consiguiendo una regularidad que creo que ya adquirí en tierra en el último año", sigue. "Quiero igualar lo máximo posible la regularidad que tengo en tierra y en rápida, es un círculo que no para y yo creo en seguir creciendo. Allí hay muchos puntos".

El número 10, que trabaja con ahínco para cambiar la tendencia, no se ha atrevido aún a dar un paso decisivo: abandonar la gira invernal por la tierra sudamericana, donde reina imperialmente, para asaltar los torneos europeos de cemento bajo techo y los de superficie rápida de Asia. Sus 10 trofeos han sido conquistados sobre arcilla. De los seis españoles que están entre los 30 primeros (Nadal, Ferrer, él mismo, Feliciano, Verdasco y Granollers), es el único que no ha ganado un título sobre cemento. ¿Qué impulso necesitaron los que transitaron antes que él el camino de la metamorfosis, de especialista en tierra a campeón multipista?

"Lo primero es querer hacerlo, no limitarse de entrada", argumenta Nadal, que venció 6-4, 6-3 y 6-4 al alemán Haas y que se hizo un nombre en cemento dando un paso hacia adelante, abandonando en lo posible el juego un metro y medio por detrás de la línea de fondo. "Si tienes las condiciones, lo haces. El circuito te lo marca si quieres competir por todo y estar arriba. Si eres exigente contigo mismo, el circuito te lleva solo", sigue hablando de su evolución, no de la del murciano. "Solo hay un grande en tierra, solo un mes y medio de torneos importantes sobre tierra...", razona.

Almagro quiere. Tiene muchas armas. Entonces, ¿qué falla? ¿La movilidad lateral? "Ahora", contesta, "me sacrifico mucho más en los puntos que no son mi fuerte". "En el último año ha cambiado mi físico, y también mi movilidad en la pista, porque he perdido unos kilos que no me beneficiaban". "Me quiero levantar cada día con la ilusión de mejorar". Lo prometen sus palabras, lo certifican los datos. A los 26 años, aún puede reinventarse. Ayer venció tras ceder la primera manga. Para él, un paso hacia adelante: hasta ahora, solo había logrado remontar en el 22% de sus duelos.

Segunda ronda. Hombres. F. López-F. Cipolla (Ita.), 7-5, 7-6 y 6-2. P. Kohlschreiber (Ale.)-P. Riba, 6-0, 4-0 y retirada. Mujeres. A. Medina-O. Govortsova (Bie.), 6-1 y 6-0. Hoy. Hombres. D. Ferrer-R. Sweeting (EE UU). J. I. Chela (Arg.)-P. Andújar. M. Granollers-F. Gil (Por.). Mujeres. C. Suárez-P. Kvitova (R. Ch.)