Eficiencia
Últimamente estaban en un discreto segundo plano. Las cajas andaluzas, o lo que queda de ellas, integradas como están en grandes conglomerados financieros, han cedido su protagonismo a otros asuntos que acaparan una mayor preocupación. El peso de la crisis, sus negativos efectos, la pugna política que se intensifica a las puertas de las elecciones autonómicas, han relegado a estas entidades, y a sus responsables, a un discreto rincón del debate andaluz. No deja de ser todo un regalo para sus rectores poco dados, tal y como están las cosas, a asomar la cabeza por ahí pero eso no quiere decir que no estén sucediendo cosas. Están ocurriendo y a una gran velocidad, por lo que no se descarta que a muy corto plazo, emerjan, de nuevo, a la superficie, acaparando una mayor atención por parte de todos.
Están conminadas a ganar en eficiencia y dimensión por lo que se encuentran inmersas en frenéticas negociaciones y contactos que en semanas han de traducirse en frutos concretos. Han de constituir grupos bancarios que superen los cien mil millones de euros de activos, ese es el listón puesto por el gobierno de Rajoy y el propio mercado financiero. No hay escapatoria posible, ni siquiera atajos, por lo que hemos de ir preparándonos para conocer, a partir de esta semana, las aproximaciones y convergencias entre cajas hasta ahora, incluso, enfrentadas y férreas competidoras entre sí.
Ahí están las indicaciones que se producen desde Moncloa para facilitar un gran polo financiero con la posible unión entre Bankia (Caja de Madrid) con Caixa Bank. Todo un reto con serias e inevitables connotaciones territoriales, impensable en otro momento y que, de conseguirse, sería un tanto político que bien se podrían apuntar en el PP. Si por arriba son capaces de articular un movimiento de tan profundo calado es fácil imaginar que el campo se achica para el resto de ellas entre las que se encuentran Unicaja, Cajasol (Banca Cívica) y Caja Granada (Banca Mare Nostrum).
Las quinielas se suceden y las posibles combinaciones no hacen más que alimentar especulaciones de todo tipo. Por medio quedan pretendientes de envergadura como la aragonesa Ibercaja o Liberbank, liderado por Cajastur.
A la espera, por tanto, de que se vayan consumando estas grandes operaciones para dejar el patio despejado, con tan sólo ocho o 10 grupos bancarios, tal y como lo desea Rajoy, lo cierto es que se ven abocadas a acometer nuevas medidas para mejorar en eficiencia. Y así, en Banca Cívica, copresidida por Antonio Pulido, planean más recortes de plantilla y cierre de oficinas, por encima ya de lo aplicado en el plan de fusión iniciado con Caja de Navarra y otras, mientras que Unicaja, encabezada por Braulio Medel, tiene que hacer frente todavía a rematar el plan laboral incluido en el proceso de integración con Caja España-Caja Duero.
En definitiva, movimientos de fichas que parecen estar a la espera de órdenes, esto es, a un nuevo decreto ley, el enésimo, que ha de dar la puntilla final a un sistema financiero tan singular como el que constituían las cajas de ahorros.
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