"Me da igual el 'tetrabrik' que el Vega Sicilia"
Pregunta. Estudió bioquímica y se licenció en biopsicología. Tanto esfuerzo intelectual para acabar trabajando con la nariz.
Respuesta. Increíble, ¿verdad? Y quería ser médico. Lo dejé, empecé cine y terminé en perfumes.
P. Es un apéndice útil también para los caldos. ¿Cómo se lleva con el vino?
R. Fatal. Igual me da el tetrabrik que el mejor Vega Sicilia. Pero como a mi marido le encanta, yo empiezo a notar sutilezas.
P. ¿Cómo se aplica la biopsicología a la venta de bolsos o perfumes?
R. No se aplica. Es algo que me interesó y me interesa. Es como mi profesión perdida.
P. Yo creía que con la biopsicología intentaba convencer a la clienta de que en vez de un bolso se llevara tres.
R. Igual si estuviera en tienda podría aplicarla un poquito [ríe]. Pero estando en laboratorio, es más complicado.
P. Habla de los perfumes como si fueran un tratado de sociología. ¿Una fragancia puede ser Nueva York y un montacargas a la vez?
R. No. Yo lo que pienso es que un perfume evoca un sentimiento, que traspasas a lo que a ti te parezca: a un montacargas, a Nueva York o a tu hijo. Es muy subjetivo. Por eso hay tantos. Cuando entro en el Duty Free de los aeropuertos me entra pánico. Veo tanto y tan bueno...
P. Se los probará todos.
R. Todos. Y luego huelo en el avión que nadie quiere sentarse a mi lado. Y eso que en mi vida no suelo usar perfume.
P. Ron, haba tonka, flor de la pasión y vainilla. Y hala, dice que es una fragancia urbana. Podría ser del campo manchego.
R. Sí, o de un bar. Yo creo que es la idea del ron, que la asociamos a Nueva York. Cuando hacemos un perfume hablas de esencias, colores, calidades. Y tienes que anclarlo en un idioma que podamos hablar los del equipo.
P. ¿Cuánto hay de cuento y cuánto de convención en este mundo?
R. Yo me hago un guión. Creo una persona ideal, inteligente, divina, que existe y es perfecta. Cuando me dan el perfume, boto el guión, porque ese perfume significa algo distinto para cada persona.
P. ¿Y por qué ron y no coñac?
R. No. En realidad escogimos vodka, vodka helado, para el 212. Pero el ron, el haba tonka, la vainilla... eso lo veo más en el CH.
P. ¿A qué huele España?
R. La verdad es que no sé. A ajo, como decía Victoria [Beckham], no [ríe].
P. ¿Y a qué huele el nuevo Gobierno?
R. Todavía no lo sé, pero espero que huela bien.
P. ¿Le ve por la vía del vodka o del ron?
R. No sé si por la vía del licor. No lo tengo claro. Es muy prontito.
P. ¿A qué huele usted?
R. A limpio. En todos los sentidos.
P. ¿Qué tal torea su marido? [Miguel Báez, Litri]
R. Yo creo que muy bien, pero ya no torea. Él tiene un pase suyo que se llama el litrazo.
P. ¿Qué pases le hace a domicilio?
R. No de torero [ríe]. Bueno, hay días en que me torea por la izquierda. Pero no me torea. Creo, ¿ah? Igual estoy equivocada.
P. No veo capotes, ni cabezas de toro por las paredes. ¿No será que no le deja expresarse?
R. ¿A Miguel no dejarle expresarse? Nooo. Le dejo. Pero no, aquí no hay cabezas de toro. Y en el campo, ni siquiera en el salón. No es una casa llena de capotes.
P. Para litrazo, su encuentro con usted. ¿Sacó el estoque?
R. Fue un litrazo, y consistió en un anclaje a España. Un descubrimiento maravilloso. Pero fue muy lento.
P. Tardó en entrar a matar.
R. Tardó mucho.
P. Una vez dijo que el hombre perfecto no existe. Se la cargaría en casa.
R. Si existiera el hombre perfecto, sería muy aburrido. Y él es el primero que sabe que no es perfecto.
P. Tiene usted un edipazo del 10, con eso de acudir para todo a su padre.
R. Pues puede que sí, porque peleamos y discutimos como si fuéramos marido y mujer. Pero le quiero y le admiro muchísimo, y ha sido un padrazo.
P. ¿Chupa rueda de su madre?
R. Para nada. Y yo creo que nuestra relación profesional funciona porque no soy su clon. Somos bastante diferentes. Es algo generacional.
P. ¿Qué parte de usted debería ir a un museo?
R. La nariz. Se lo digo porque me lo dicen. Tengo una amiga obsesionada con que mi nariz es griega, e hicimos todo un proyecto en el Louvre en el que me hizo sacar fotos de perfil con todas las esculturas.
P. Dígame tres características de Carolina Herrera, hija.
R. Leal, honesta y tímida. Tímida me gustaría no serlo tanto. Pero leal y honesta trabajo para serlo. Lo digo con orgullo.
A CORTA DISTANCIA
Nos vemos en su espléndida casa sobre el Jardín Botánico de Madrid. Cuenta que adora esta ciudad. Tiene un saber estar y una elegancia que le vienen de fábrica. Es expresiva, habla con los ojos y con las manos, pasea una sonrisa de par en par y se toca continuamente el pelo. Se levanta a las siete, y eso que ahora se acuesta a las cuatro, porque, tras su última estancia en Nueva York, tiene tres series televisivas pendientes, y se las pone en vena por las noches. Le gusta lo creativo, y se ayuda, dice, de un buen olfato y un buen instinto.
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