Una barra para ocho exquisitos

A finales de año, a la entrada de La Tasquita de Enfrente, enclave consolidado, Juanjo López Biedma inauguraba este espacio para seis u ocho comensales concebido por el estudio de Gabriel Corchero. Los clientes se sientan en taburetes y degustan un menú sorpresa en el que el límite de precios lo ponen ellos. Aunque existen dos propuestas de 65 y 80 euros (cinco platos y postre, cerveza, copa de champán y vino), todo puede estirarse a voluntad de la clientela. Recuerda al famoso minibar del restaurante Atlántico que el cocinero José Andrés dirige en Washington.

A despecho de la crisis, para lograr mesa en este espacio, algo angosto y de precios altos, es preciso reservar con tiempo, sobre todo los fines de semana; López cuenta con grupos de incondicionales gracias a las mejores materias primas en un ambiente discreto.

Las tapas (minirraciones) parten de productos magníficos que el patrón consigue a través de una red de proveedores secretos con los que monta platos de campanillas. Recetas tan sencillas que casi resultan sofisticadas. Es fina, aunque mejorable, la cecina de buey al aceite de oliva, correctos los berberechos de la Real Conservera y fantásticas las sardinitas en aceite sobre pan sardo, abarquillado y crujiente. Entusiasma por su intensidad yodada la ostra frita, y sorprende la sopa de cebolla deconstruida. Suculenta la ensaladilla rusa con bogavante, deliciosos los bastoncitos de berenjena con la famosa sobrasada de Oriol Rovira (Els Casals) y memorable la media becada en su jugo. Para concluir, dos hitos de la casa, falsa torrija o panacotta.