El comercio bilbaíno se tensa

Bilbao se prepara para un domingo caliente. Los sindicaros ELA, LAB, UGT y CC OO han anunciado "movilizaciones" frente a los tres comercios que abrirán mañana sus puertas: Man, For y El Ganso. La ley permite a las tiendas de más de 150 metros cuadrados trabajar ocho domingos o festivos al año y los propietarios de estos negocios se acogerán a este derecho. Ya lo hicieron el pasado 18 de diciembre pese a las fuertes presiones recibidas desde las centrales, que les acusan de haber roto un pacto "no escrito" y de estar favoreciendo con su actitud "el desarrollo de las grandes superficies".

La Ertzaintza avisó de que para garantizar el cumplimiento de la ley desplegará "un dispositivo especial" destinado proteger a los comercios que abran. Interior envió a los sindicatos una nota en la que les informa de una serie de medidas de seguridad de obligado cumplimiento. Así, las concentraciones se situarán en las aceras del lado opuesto de la calzada "para no interferir en el desarrollo normal de las actividades". Los manifestantes deberán respetar asimismo todas las indicaciones de los agentes.

La ley permite a los negocios trabajar ocho domingos o festivos al año

Establecimientos que tenían previsto abrir el pasado día 18 renunciaron finalmente a hacerlo tras ser "amenazados" por delegados sindicales. La garantía de la presencia policial podría hacerles ahora cambiar de opinión. Los tres negocios que han anunciado que estarán operativos mañana no hicieron entonces caso a las coacciones y sufrieron las consecuencias. "Que cincuenta delegados sindicales se pongan a tres metros de una tienda y a la señora que va a comprar la pongan a caldo, eso es estar fuera de la ley", denunció el alcalde, Iñaki Azkuna, quien ese día acudió a For en apoyo del comercio y tuvo que oír algunas "lindezas".

"Que yo sepa, estamos en un Estado de Derecho que se basa en las leyes, y yo acato las leyes

Si nos ponemos todos en contra de la ley, podemos hacer una serie de cosas que nos llevarían a un desastre", agregó el primer edil. Los sindicatos negaron estas acusaciones y aseguraron que las concentraciones de mañana serán pacíficas. "Tenemos derecho a defender nuestras posiciones. Haremos una protesta en las tiendas que abran, pero democrática", indicaron.

Las posturas entre las dos partes parecen irreconciliables. Por un lado, los comerciantes esgrimen la crisis económica y el bajón en las ventas como argumento para justificar su decisión de abrir. Alegan que "son tiempos muy difíciles" y que trabajar en días como el de mañana, con las rebajas recién estrenadas, garantiza unos ingresos a los que resulta doloroso renunciar. Igualmente, y en contra de las denuncias de los sindicatos, sostienen que los empleados acuden libremente a trabajar y que "nadie les obliga a nada".

Las centrales, por su parte, defienden que la liberalización de los horarios "no es la solución". En su opinión, la caída en las ventas se debe a la disminución del poder adquisitivo de la población y no a que se necesiten más horas para comprar. "Las 72 horas semanales son suficientes", consideran. La apertura de las tiendas en domingos y festivos, agregan, beneficia a las grandes superficies y supondrá, "a medio plazo", el cierre del pequeño comercio. "Se producirá la desertización del casco urbano, como ya ocurre en Francia. El pequeño comercio no puede competir con las grandes superficies porque no cuenta con plantilla para establecer un calendario que incluya los domingos", dicen.