Reyes en el gimnasio

El día de Reyes fue extraño para la gimnasia española. Las chicas abrieron los regalos en el piso que comparten junto a la Residencia Blume, de Madrid, y luego fueron a entrenarse solo media hora más tarde de lo habitual, aunque disfrutaron de la tarde libre. Sus compañeros, los que viven en la Blume y los que no, ni siquiera eso. Tanto ellos como las ritmiqueras se han quedado sin vacaciones de Navidad. Y no por capricho, sino porque a partir del martes, en Londres, se juegan la participación en los Juegos Olímpicos del próximo verano o, lo que es lo mismo, cuatro años de esfuerzos, de sudor, de sueños.

Tras esta anécdota se oculta una temporada atípica, en la que técnicos y gimnastas han tenido que planificar tres picos de forma (los Mundiales de octubre, este preolímpico y los Juegos) en un deporte en el que unos días de descanso pueden resultar determinantes. "La temporada ha sido larguísima", resume el seleccionador masculino, Álvaro Montesinos; "empezó en febrero con el Europeo y desde entonces no hemos parado". Salvo una escapada de día y medio en Navidad y otra en Año Nuevo. Para colmo, el equipo ha sufrido una importante baja de última hora, la del campeón europeo Rafa Martínez, lesionado, y a quien sustituirá Ignacio Losantos.

Ha habido que recuperar el pico de forma en mes y medio

Las chicas se entrenaron hasta el día de Nochebuena. "El equilibrio hay que trabajarlo", dice el seleccionador femenino, Jesús Carballo, a modo de explicación; "si paras unos días, la fuerza se mantiene, pero el equilibrio...".

El coste de este último esfuerzo, similar al del atracón de un opositor antes del examen definitivo, ha sido sobre todo mental. El equipo tiene los achaques normales de un deporte exigente como pocos (Rafa Martínez será baja, Isaac Botella sufrió un pequeño esguince, Silvia Colussi tuvo una leve dolencia en una rodilla y a Ainhoa Carmona se le carga la espalda), pero la cabeza va por otro lado: "Un Mundial te deja exhausto, agotado, máxime si luego no puedes descansar", resume Carballo. Más aún si el objetivo olímpico se te escapa por poco. Hasta este ciclo olímpico, los 12 primeros equipos masculinos y femeninos en el Mundial se clasificaban para los Juegos. En Tokio, los hombres fueron los undécimos y las mujeres, que no estuvieron en Pekín 2008, las duodécimas. Pero en esta ocasión la clasificación se juega en dos tiempos (los ocho primeros del Mundial van directos y los ocho siguientes se juegan las cuatro últimas plazas a una carta) y eso ha obligado a trastocar los planes.

No hay tiempo, por ejemplo, para cambiar los ejercicios, salvo leves retoques. Como la coreografía de Ana María Izurieta, que ha cambiado aquel ejercicio alegre que no le pegaba nada por uno más sobrio al ritmo de Jesucristo Superstar. Hay que recuperar el pico de forma en mes y medio. Y sin librillo. La temporada gimnástica suele empezar en febrero y la temporada alta es en otoño, cuando se celebra el Mundial. Las chicas no suelen parar en Navidad, salvo para pasar las fiestas en familia, pero otros años estos días se enfocaban en mantener la forma física, no en afinarla.

Carballo, que lleva tres décadas en esto, planifica periodos olímpicos como churros. Esta vez ha tenido que variar. "No sabía por dónde empezar", reconoce; "al final, decidí que, en lugar de tanta carga en duro, haríamos más preparación física y las grandes dificultades las ensayaríamos en blando [un foso repleto de goma espuma que evita machacar las articulaciones]. Además, hemos bajado la carga: en vez de ejercicios enteros, hacemos muchas partes". El resultado parece bueno. Liderado por Izurieta, el equipo femenino, jovencísimo e inexperto, ha mejorado mucho en los últimos meses. Parece más seguro de lo que hace, más tranquilo. "Les ha afectado más mental que físicamente", coinciden ambos técnicos. Izurieta, contenta porque por primera vez en muchos años vive una temporada completa sin lesiones, está de acuerdo: "Lo más difícil ha sido mantenernos centradas tanto tiempo".

Para los chicos, mayores, menos disciplinados, ha sido aún más difícil. Y la baja de última hora de Rafa Martínez, que iba a participar en los seis aparatos, quita a España la condición de favorita y obliga a cambiar la estrategia de un equipo formado por veteranos y jóvenes.

Hay algo que todos tienen bastante claro: "Ya nos da igual. Lo que queremos es acabar". Solo entonces tendrán vacaciones. Aunque, si consiguen el objetivo, serán muy cortas.