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El jefe del Banco de Suiza rechaza dimitir por el escándalo de su esposa

Hildebrand niega uso de información privilegiada, pero admite "errores y faltas"

El presidente del Banco Nacional de Suiza (BNS), Philippe Hildebrand, rechazó ayer dimitir por el escándalo de las operaciones en divisas de su esposa, que compró el 15 de agosto 504.000 dólares apenas tres semanas antes de que la institución dirigida por su marido devaluase el franco suizo. En marzo, los Hildebrand habían igualmente adquirido 1.170.000 dólares. La sospecha que pende sobre el banquero es de uso de información privilegiada, aunque según una auditoría de PriceWaterhouse Coopers, ni él ni su cónyuge habrían obtenido beneficios notables de esas operaciones.

"Dado que cuento con la confianza del Banco de Suiza y del Consejo Federal (Ejecutivo) no veo razón alguna para dejar mi puesto", afirmó Hildebrand, quien reconoció "diversas faltas, aunque nada que reprocharse a nivel jurídico". "Está claro que la transacción en cuestión fue realizada por mi esposa, y poseo un correo electrónico que lo prueba", dijo en una rueda de prensa que había levantado gran expectación. Igualmente, afirmó hacerse "reproches" y admitió que no haría lo mismo si pudiera volver sobre sus pasos. "Lamento no haber anulado la transacción y no haber pedido la opinión del consejo de dirección del BNS", explicó. Según la prensa suiza, el beneficio de las operaciones sumó unos 60.000 euros.

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Interrogado por los periodistas acerca de cómo es posible que su esposa realice operaciones por valor de cientos de miles de euros sin su conocimiento, el primer banquero de Suiza comentó que su esposa "tiene una fuerte personalidad y se interesa en las cuestiones financieras por sí misma. Incluso lee el Financial Times por las mañanas". Una afirmación que ha corrido como la pólvora y causado no poca hilaridad en las redes sociales suizas.

Kashya Hildebrand, nacida en Pakistán, regenta una galería de arte contemporáneo en Zúrich. Anteriormente, fue ejecutiva de un fondo de alto riesgo en Nueva York, lo que le permite seguir con fluidez los altibajos cambiarios. La esposa del presidente del BNS justificó la compra masiva de dólares "dado que estaban a un precio ridículamente bajo".

El caso fue a dado a conocer por la influyente publicación semanal de Zúrich Weltwoche. Tras la conferencia de prensa de hoy, Roger Köppel, su redactor jefe, afirmó que "la cuestión fundamental en este caso no es tanto si hubo o no abuso de información privilegiada, como que el director del BNS dispone de una fortuna personal de varios millones en divisas y es al mismo tiempo influyente sobre el mismo tipo de cambio de las mismas. Y eso no puede ser".

Por su parte, las autoridades suizas han abierto un proceso penal contra el empleado del Banco Sarasin responsable de la filtración de datos confidenciales. El exempleado de seguridad informática del prestigioso banco privado de Basilea habría entregado el 11 de noviembre los datos a Hermann Lei, un abogado cercano a Christoph Blocher, adalid del partido de derecha xenófoba UDC-SVP. El político, enemigo declarado de Philipp Hildebrand, denunció el caso en diciembre ante la entonces presidente de Suiza, Micheline Calmy-Rey, y el pleno del Consejo Federal.

Este miércoles, tanto el BNS como el Gobierno emitieron sendos comunicados haciendo saber que "renovaban su confianza" en Philipp Hildebrand, al tiempo que hacían públicas las auditorías realizadas por PriceWaterhouse Cooper y los reglamentos internos del BNS que rigen las operaciones a título privado de sus dirigentes.

Esta situación, ya conocida en Suiza como el caso Hildebrand-Blocher no llega en el mejor momento, con una plaza financiera suiza atacada con vehemencia desde EE UU y la UE, y tras el rescate federal en octubre de 2008 al UBS, primer banco del país. Desde luego, la antaño todopoderosa banca suiza parece no estar cerca de revivir sus pasadas horas de gloria.

El presidente del Banco de Suiza, Philippe Hildebrand, y su esposa, en una imagen sin fechar.
El presidente del Banco de Suiza, Philippe Hildebrand, y su esposa, en una imagen sin fechar.REUTERS

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