Una Copa para la gestión del grupo
Guardiola aprovecha el partido contra Osasuna para recompensar a los 'teloneros' del Barça
El 6 de enero de 2009, el Barcelona visitó el estadio Calderón para disputar los cuartos de final de la Copa del Rey contra el Atlético. Pep Guardiola dejó a Valdés en casa, puso en su lugar a Pinto y fue acusado de tirar la competición porque, además del portero gaditano, aquella noche también colocó a Martín Cáceres, Silvinho, Touré, Keita y Bojan en el equipo titular. Pero Messi marcó tres goles, el Barça se llevó el partido y terminó ganando el torneo llenando de teloneros todas sus alineaciones. Fue el primer título de los 13 que lleva Guardiola en tres años y medio. Se asoman de nuevo los Reyes Magos, vuelve la Copa y Guardiola volverá a apostar hoy por Pinto y 10 más buscando, según dijo ayer, una ventaja suficiente sobre Osasuna para la vuelta en el Reyno de Navarra el jueves de la próxima semana.
El meta Pinto es quien más duelos coperos ha jugado con el técnico: 22
La Copa es un engorro en enero porque llena el calendario, pero también un regalo porque mantiene vivos a los subalternos de la cuadrilla. Llegada la primavera, si el Barça sigue adelante, se convierte en un premio especialmente valorado por la clase media del vestuario y sobre todo por los chavales del filial, que la sienten como suya legítimamente porque la juegan de cabo a rabo. Así ha ocurrido siempre en las temporadas anteriores, en las que el Barça jugó dos finales y fue eliminado en los octavos de final por el Sevilla en otra.
Ante Osasuna reaparecerá probablemente Iniesta, superada la lesión que sufrió contra el Hospitalet en el último encuentro de 2011 y puede que juegue también Messi, pero lo que es seguro es que jugará Pinto, símbolo copero de este Barça: ningún otro futbolista ha disputado más partidos de la Copa que él (22) con Guardiola en el banquillo.
En el caso de Messi está por ver la decisión que tome Guardiola. Es tradición que el argentino empiece el año en la grada. Así ha sucedido en los tres estrenos precedentes, siempre con partido en casa (Mallorca, 2009: 3-1; Villarreal, 2010: 1-1, y Levante, 2011: 2-1). Pero hay que esperar a lo que decida el técnico: "Veremos. Ha llegado bien [de sus minivacaciones en su país]", dijo tras verle entrenarse por vez primera con sus compañeros en 2012. También dijo que no le ha preguntado si quiere jugar seguramente porque no le gusta perder el tiempo. "Me diría lo mismo que Maxwell, Iniesta, Xavi, Abidal... Todos quieren jugar", insistió.
Guardiola sabe que el mayor valor del grupo que maneja es su propia competitividad. Así que aprovecha la Copa para mantener ilusionados y frescos a los jugadores menos habituales. Al tiempo, alimenta sus egos porque les da minutos en una competición singular que se afronta con la intensidad de jugarse cada partido a cara o cruz.
Reconoce Guardiola que administra una plantilla voraz, con futbolistas que se entrenan muy bien, que compiten divinamente, gente de una pasta especial. "En este sentido, es fácil dirigirles porque esta actitud es la base de todo", resalta el entrenador, consciente de que la Copa es un título importante al tiempo que un torneo que sublima el axioma del todos juegan.
Quiere Guardiola que sus futbolistas se sientan importantes y por eso, en parte, no ha repetido una sola alineación en los 29 partidos desde que comenzó el curso. El técnico, que confirmó el regreso de Tito Vilanova al banquillo del Camp Nou tras su intervención quirúrgica, parece más preocupado por esa gestión del grupo y por meterse en los cuartos que por la renovación de su contrato, un tema que, como la Copa, vuelve con fuerza cada enero. "No he decidido nada. Si lo hubiera hecho, lo sabría el presidente", dijo.
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