García-Margallo asegura que los ajustes no afectarán al corredor mediterráneo
El ministro de Exteriores buscará "un contenido" a la institución
Al ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, no le sorprendió que Mariano Rajoy obviara en su discurso de investidura cualquier compromiso con el proyecto del corredor ferroviario mediterráneo, ya que "en un discurso de investidura no se puede aludir a todo". Ni siquiera su indefinición al respecto en el debate posterior, en el que el portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados, Josep Antoni Duran i Lleida, y el de Compromís, Joan Baldoví, le inquirieron sobre sus planes para esta infraestructura sin obtener respuesta (Rajoy sí manifestó su compromiso con la conexión ferroviaria entre Aragón y Francia, así como con el AVE gallego).
El ministro de Exteriores, que ha mantenido en su trayectoria una firme posición de defensa de esta infraestructura, quitó ayer hierro al silencio del presidente del Gobierno y aseguró que el corredor mediterráneo "es un compromiso asumido" por el Ejecutivo y no se verá afectado por los recortes que está realizando. Con todo, apuntó que "hay que buscar financiación" para el proyecto. La inclusión en el mapa de Redes Transeuropeas de Transporte de la Unión Europea solo garantiza una financiación de hasta el 20% del coste de la obra (los proyectos transfronterizos pueden llegar a recibir el 40%), mientras que el 80% restante corresponde al Estado.
El Consell prometió dos millones y solo ha aportado 400.000 euros
Sin embargo, la situación económica dificulta la obtención de los 21.700 millones de fondos europeos aprobados para repartir entre los 27 países miembros entre 2012 y 2020.
Entre 2004 y 2011 el Gobierno de España ha invertido 10.000 millones de euros en el proyecto sin ayudas europeas, y el escenario financiero previsto por el anterior Ejecutivo socialista para el periodo 2014-2020 preveía una inversión de otros 19.924, pese a la crisis. El exministro de Fomento José Blanco llegó incluso a prever fuentes de financiación fuera de los Presupuestos, como una emisión de bonos.Al nuevo Gobierno de España, presidido por Mariano Rajoy, corresponde ahora decidir el ritmo de las obras y la prioridad de los tramos, pero también bregar en la UE por conseguir el máximo de financiación posible.
Ante la falta de un compromiso claro, hace unas semanas José Vicente González, presidente de la patronal valenciana, Cierval, insistió en que la infraestructura es una prioridad para la Comunidad Valenciana, como ayer también defendió García-Margallo, y aseguró que los empresarios seguirían defendiéndolo "gobierne quien gobierne". En ese sentido, el presidente de la asociación Pro AVE, Federico Félix, instó la semana pasada al Gobierno a convertir el corredor mediterráneo en "objetivo prioritario de la política económica". El corredor mediterráneo concentra cerca del 50% de la población, más del 55% del crecimiento demográfico nacional, el 45% del PIB estatal y cerca del 50% de las exportaciones a Europa.
Por otra parte, el ministro García-Margallo también despejó alguna de las sombras que planean sobre una institución dependiente de su departamento: Casa Mediterráneo, cuya sede se encuentra en Alicante y cuya gestión corresponde a un consorcio formado por varias Administraciones. Desde su arranque, el Consell y el Ayuntamiento de Alicante convirtieron esta institución, impulsada por el Gobierno central para afianzar las relaciones en común de los países ribereños mediante la reflexión, en uno de los escenarios preferidos para la confrontación partidista.
En ese marco de tensiones, la hasta hace unos días vicepresidenta del Consell (y desde ayer nueva delegada del Gobierno), Paula Sánchez de León, llegó a calificar Casa Mediterráneo como "la sede electoral del PSOE" y aseguró que la Generalitat iba a replantearse su inversión en el proyecto, en el que también participan los Ayuntamiento de Alicante, Xàbia y Benidorm, y al que adeuda (junto al Consistorio alicantino) 2,3 millones. Para el Consell, que solo llegó a aportar 400.000 euros de los dos millones comprometidos, el proyecto de Casa Mediterráneo carecía de "lógica".
Bajo esa presión, la victoria del PP en las pasadas elecciones generales, unida a los profundos recortes que está aplicando el nuevo Ejecutivo, dejaba a la institución, dirigida por Yolanda Parrado, sin futuro. Sin embargo, ayer García-Margallo, sin asegurar su supervivencia, no cegó la posibilidad de que la institución perdure. "No voy a ser yo quien cierre Casa del Mediterráneo", afirmó de forma tajante. El ministro, marcando distancia con el proyecto impulsado por el Gobierno anterior, apuntó que "hay que buscarle un contenido".
Casa Mediterráneo ha organizado para los próximos días en Madrid una serie de encuentros bajo el enunciado Tiempos de cambio en el Mediterráneo: la primavera árabe e Israel, en el que participan representantes de España, Francia, Israel, Libia, Túnez, Líbano, Mauritania, Marruecos, Jordania, Egipto y Argelia.
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