Almas que navegan en el Atlántico
El Pabellón de la Navegación abre su exposición temporal tras 12 años de trabajos
Hacer las Américas no fue cosa solo de unos pocos emprendedores; hasta Nueva España se embarcaron miles de personas, cada una con su historia. Vidas cuya suerte cambió esa gran travesía por el Atlántico y cuya peripecia recogen los legajos del Archivo de Indias. Una veintena de esas personas que, entre los siglos XVI y XVIII, se atrevieron a realizar el gran viaje son ahora protagonistas de la exposición permanente que se abrió ayer en el Pabellón de la Navegación de Sevilla. El proyecto, que comenzó a gestarse en 2005, incluye una reforma realizada por el arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra, autor del edificio que se levantó para la Exposición Universal de 1992, quien ha ampliado el conjunto para adaptarlo a los nuevos usos.
La muestra incluye historias verídicas de viajeros entre los siglos XVI y XVIII
"Francisco Escudero, un ciego de Sevilla, pidió permiso a los funcionarios en 1795 para pedir limosna en Nueva España -México-, pero no se lo concedieron. Eran varios los ciegos que estaban intentando viajar a América, seducidos por los famosos pesos de plata españoles que tanto abundaban en aquellas tierras. Claro que los funcionarios no se tragaron las historias de los mendigos y se quedaron en tierra, incluso hay documentado un caso en el que mandaron de vuelta a un ciego", contaba ayer Pablo Emilio Pérez-Mallaína, catedrático americanista de la Universidad de Sevilla que ha seleccionado entre miles a 20 de las personas que se embarcaron en Sevilla hacia un mundo desconocido.
"Son 20 almas, algunos personajes conocidos como Catalina de Erauso La Monja Alférez o Andrés de Urdaneta -navegante que descubrió la ruta a través del océano Pacífico desde Filipinas hasta Acapulco- y otros, gente anónima de la que nos ha quedado constancia gracias a los documentos que se conservan en el Archivo de Indias. Son almas que navegan en una especie de mar que forman 14.500 leds y que van contando sus historias a los visitantes a través de dibujos. Son textos dramatizados, aptos para todo tipo de público pero sin fabulaciones. Toda la información que se ofrece y todos los objetos que se reproducen son reales", explica el catedrático autor de decenas de libros sobre la navegación española.
La exposición, realizada por la empresa sevillana GPD que dirige Boris Micka, ha encargado los dibujos que ilustran las historias al estudio madrileño Pasos Largos. Una vez que el visitante se ha metido en la piel de esos primeros viajeros, tan valientes como la huérfana Mariana Tomás -quien salió de España en 1810 para encontrarse con su hermano fraile en Veracruz-, le esperan maquetas de las embarcaciones más emblemáticas en la historia de la navegación. "Partimos de la vela y la madera que se empleaban en el siglo XVI con un ejemplo tan significativo como la Nao Victoria y llegamos a una embarcación del siglo XXI, Orcelle, una nave de fibra de carbono que está todavía en proyecto y que navegará con propulsión eléctrica a través de paneles solares y pilas de hidrógeno", comentó ayer el director del Pabellón de la Navegación, Javier Sanchidrián.
Las maquetas navales se muestran junto a un gran mural del artista mexicano Gabriel Pacheco en el que se han incrustado algunos de los objetos más significativos de cada época. La visita termina con una parte interactiva en la que los visitantes pueden aprender a manejar un barco y con la subida al mirador de la Torre Schindler, parte también del pabellón. La Empresa Pública de Gestión de Activos, dependiente de la Consejería de Hacienda y propietaria del edificio, ha invertido en el proyecto más 11 millones de euros y espera tener, a partir de ahora, unos 800 visitantes diarios.
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