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Análisis:ANÁLISIS | Remodelación del Consell
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Limpia y corta

Un análisis simplista de la remodelación del Consell que el presidente de la Generalitat dio a conocer ayer nos llevaría a la conclusión de que Alberto Fabra ha soltado lastre campista. Sacar fuera del terreno de juego a la vicepresidenta Paula Sánchez de León y retirarle la portavocía a Lola Johnson no son temas menores. Pero no son esos los movimientos más relevantes de la jugada de Fabra, que tiene más que ver con una incipiente construcción del fabrismo, inexistente todavía, que de liquidación del campismo. Al fin y al cabo sus sustitutos fueron promovidos por Francisco Camps para sus cargos órganicos e institucionales en el PP.

El movimiento de Fabra tiene un doble objetivo. De un lado, escenificar una renovación más aparente que real. De otro, afianzar el poder de la presidencia de la Generalitat con la inclusión de un hombre de su absoluta confianza como José Ciscar en la vicepresidencia. El exalcalde de Teulada-Moraira tiene un perfil más político que Sánchez de León. Coordinar la acción del Con- sell en una época que se anuncia muy complicada y acertar con los mensajes a los ciudadanos no va a ser tarea fácil. Ciscar, en su breve paso por la Consejería de Educación, Formación y Empleo, se ha labrado una merecida fama de hombre dialogante. Una cualidad muy necesaria si realmente se quiere llegar a acuerdos con la oposición y los agentes sociales; aunque, por lo visto hasta el momento, la oferta de mano tendida del presidente de la Generalitat haya sido una cuestión puramente retórica.

La incorporación de María José Catalá al Consell tampoco es casual. Más allá del guiño hacia Juan Cotino, la todavía alcaldesa de Torrent aparece como un contrapeso a Alfonso Rus, presidente provincial del PP en Valencia, al que Alberto Fabra no distingue con su aprecio. Los inmediatos congresos del PP también tienen que ver con la minicrisis de ayer.

Los cambios producidos en el Consell si sorprenden por algo es por su poquedad. Incluso en el propio Gobierno valenciano se esperaba una remodelación de más calado con modificación del organigrama incluida. Pero Fabra ha optado por una operación limpia y corta. No ha hecho sangre con el campismo, pero ha querido que se visualizara su poder. Los cambios eran necesarios, pero está por ver que sean suficientes para afrontar una etapa tan llena de incertidumbres.

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