Clubes vendidos como pisos
El Poli Ejido, como antes el Lleida o el Terrassa, es ofrecido en subasta pública por sus deudas
Son las cosas de la terrible crisis financiera. Hay equipos de fútbol puestos a la venta igual que si fueran pisos embargados por los bancos. En notarías. En juzgados. En subasta pública. Al mejor postor. Ocurrió el martes con el Poli Ejido, en puestos de descenso a Tercera División y en administración concursal. Una notaría de Almería esperó a los posibles compradores: se les pedía un precio de salida de unos 800.000 euros que implicaban asumir una deuda millonaria. Nadie pujó. La subasta quedó desierta. Pasó algo más: de nuevo, las telarañas ocultas en las arcas del fútbol español quedaron expuestas a la luz del día.
Fuentes jurídicas distinguen cuatro casos distintos en las subastas públicas de clubes españoles durante 2011. El primero, correspondiente al Poli o al Lleida, como antes al Terrassa (2009), deja la plaza competitiva en manos del mejor postor y, normalmente, bajo la condición de que el club no cambie de ciudad. Sirve para refundar la sociedad sin deudas. El segundo, como ha ocurrido con el Recreativo de Huelva, de Segunda, que sacó este mes a la venta el 75% de sus acciones y ya tiene una oferta en firme, de Gildoy España SL, tiene que ver con instituciones públicas: son Ayuntamientos como el de esa localidad, que tienen participaciones y quieren vender mediante un sistema abierto y auditable, que evita las susceptibilidades que quizás generaría una venta privada. El tercero es el de aquellos clubes, como el Badalona y tantos otros, que quieren vender alguna de sus propiedades en una subasta para mejorar su situación económica. Y el cuarto es el de aquellas sociedades que lo hacen contra su voluntad: la Seguridad Social, por ejemplo, ha querido subastar la ciudad deportiva del Alavés para así cobrar sus deudas.
"El Poli es un equipo que está en liquidación tras pasar por la Ley concursal", explican desde la Asociación de Futbolistas españoles (AFE), que observa la situación para velar por los intereses de sus asociados. "En casos como este, nosotros abogamos porque prime la reglamentación deportiva en cuanto a la plaza en la Liga", continúan. "Entendemos que se liquiden las propiedades de un club en esa situación, el autobús, el estadio o lo que sea, pero no la plaza. Para eso debería aplicarse el reglamento deportivo, como ocurrirá desde el 1 de enero: que esa plaza la ocupe otro equipo por resultados deportivos, bien porque descienda uno menos de la categoría, bien porque ascienda uno más a esta..., pero no porque se venda", añaden. "En casos como el del Recre", siguen; "abogamos por un mayor control en el proceso de compra de acciones de las Sociedades Anónimas Deportivas, para que no ocurra como con el Racing. En España, Ali Syed [máximo accionista del club cántabro que ha incumplido los pagos previstos por sus acciones] pudo comprar. En Inglaterra, no. Allí, hay organismos externos que controlan a los posibles compradores a través de la Liga. Aquí, hay unos requisitos suaves: que el comprador no tenga participaciones ni ocupe puestos directivos en otros clubes, para evitar conflictos de intereses. Querríamos que se impusiera un control más exhaustivo, en términos de avales y credenciales".
Nadie quiere, por ahora, al Poli Ejido. El equipo ocupa puestos de descenso. La compra, además, tendría muchos matices. Según fuentes jurídicas, si alguien se hiciera con el puesto del club se arriesgaría a perderlo... porque a partir del 1 de enero, cuando entre en vigor la reforma de la ley concursal, su aplicación podría tener carácter retroactivo: primaría la posibilidad de que ese puesto se ocupase con un ascendido más o un descendido menos.
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