Los islamistas niegan estar vinculados a los atentados en Damasco y culpan al régimen
El Papa pide que se detenga el "derramamiento de sangre" en Siria
Miles de sirios participaron el sábado en el funeral de Estado por las decenas de víctimas mortales causadas por los dos atentados suicidas que el día anterior golpearon el centro de Damasco. La autoría de los ataques sigue en el misterio. Los Hermanos Musulmanes niegan tener vínculos con las explosiones y culpan directamente al régimen de Bachar el Asad. En su mensaje urbi et orbi, ayer en el Vaticano, el papa Benedicto XVI hizo un llamamiento expreso a que se detenga "el derramamiento de sangre" en Siria.
Los funerales se celebraron en la conocida Mezquita de los Omeyas y fue retransmitida por la televisión pública. Los 44 féretros, cubiertos con la bandera siria, fueron introducidos uno a uno en el templo, a la vez que miles de personas se concentraban en las inmediaciones y gritaban todo tipo de consignas religiosas y políticas. Entre ellas, eslóganes contra Estados Unidos y contra el ministro de Asuntos Exteriores de Catar, el jeque Hamad bin Yassim al Thani, quien se ha convertido en un ariete regional contra el régimen de El Asad.
El clérigo Mohamed Said ofició la ceremonia. Durante su discurso culpó de lo sucedido al Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal órgano de la oposición, aunque las autoridades seguían insistiendo en atribuir la autoría a Al Qaeda o a los Hermanos Musulmanes. Pero este grupo islamista de la oposición emitió un comunicado en el que negaba cualquier tipo de relación con los atentados y aseguraba que el servicio de espionaje sirio había creado una página web ficticia para atribuirles los ataques. La oposición, por su parte, continúa insinuando que los atentados -los primeros ataques suicidas desde que comenzaran las protestas contra el régimen el pasado marzo- habrían sido orquestados por los propios servicios de inteligencia sirios. El objetivo inmediato sería mantener en la capital a la avanzada de observadores de la Liga Árabe que llegaron al país el pasado jueves para verificar sobre el terreno la aplicación del acuerdo para el cese de la violencia. Igualmente servirían para amedrentar a los observadores una vez desplegado el grueso del contingente (entre 150 y 200).
La jornada de luto coincidió con la muerte de al menos siete personas en las provincias de Homs (centro) y Deraa (sur), focos de la revuelta. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos y la oposición pidieron ayer a los observadores que acudan lo antes posible a Homs, donde, dicen, el Ejército mantiene el asedio contra un barrio. Desde que comenzaron las protestas, más de 5.000 personas han fallecido por la represión, según cifras de la ONU.
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