Chile, una batalla bien orientada
Un importante foro-seminario efectuado en Santiago, denominado Chile, puerta de América, ha dejado en el tapete profundas reflexiones acerca de la relación entre Chile y España en los albores del siglo XXI.
Las posibilidades que hoy se le presentan a Chile para convertirse en la "proa de América", como lo había anticipado en estas mismas páginas hace más de un año, se basan en las excelentes condiciones que se vienen demostrando para no solo ser la entrada de España hacia Latinoamérica, sino la plataforma para operar hacia la cuenca del Pacífico.
Las "sólidas ventajas y fortalezas" para constituirse en esta puerta de ingreso presuponen una estabilidad política y democrática, así como reglas de juego económico-comercial que lo hacen ser un país confiable.
En una situación de crisis, el país aparece como un buen socio para internacionalizar las pymes
Así lo expresó el primer mandatario chileno en dicho evento, añadiendo que "nuestro país ha ido conquistando con mucho esfuerzo pilares y parámetros fundamentales que se reflejan en que encabeza los rankings de América Latina en muchos frentes: transparencia, competitividad, calidad de las regulaciones y probidad".
Esta confiabilidad se expresa en tres certezas esenciales: la jurídica, que se traduce en una clara independencia de los tribunales de justicia para dar a cada a quien lo que le corresponde; una certeza económica, de saber que las reglas del juego convenidas son definidas y permanentes, y una certeza política: que cualquiera que sea el Gobierno que administre el país, existe un Estado de derecho y una continuidad institucional que ha sido ejemplar, como regla general.
Lo cierto es que esta certidumbre es la que ha provocado que muchos pequeños y medianos empresarios estén llegando a Chile desde la península Ibérica, ya que lo consideran un sitio ideal para internacionalizar sus actividades, puesto que no solo perciben equilibrios fiscales apropiados, sino una regla estructural que nos ha permitido ahorrar en tiempos de bonanzas y poder afrontar en tiempos difíciles un papel del Estado que energice la economía. En otras palabras, el presidente Sebastián Piñera sostiene, con argumentos, que el "Gobierno mantiene una férrea disciplina y responsabilidad macroeconómica, para ir construyendo sobre roca y no sobre arena".
Esta solidez se percibe claramente, y las situaciones coyunturales de reclamos estudiantiles de hace algunos meses son, entre otras variables, una confirmación de un progreso que quiere ir siendo alcanzado por las grandes mayorías, en el plano educacional y otros.
El gran desafío de los países emergentes es ir cerrando las grandes brechas entre quienes forman sus sociedades, no aplanando hacia abajo, sino creando y focalizando instrumentos que permitan una mejor distribución de la riqueza. Y que crezcan todos en igualdad de oportunidades.
La OCDE ha dejado de manifiesto un crecimiento disímil, en economías de países emergentes como las de Chile y México, situación que perdura por varias décadas, pero reconoce que se está librando una batalla bien orientada para ir consolidando una clase media sólida como base de una democracia inclusiva.
Los acontecimientos e iniciativas para defender el modelo de libre comercio de abusos al consumidor comercial medio chileno es un ejemplo y un logro que ningún otro Gobierno en el pasado puede exhibir. Y si a ellos se suma la creación de un Servicio Nacional del Consumidor Financiero, para limitar el accionar abusivo de algunos cobros de intereses y comisiones bancarias, estamos ante un cuadro positivo muy especial y cuidadoso para perfeccionar un modelo exitoso. La libre competencia debe ser cautelada para que sea vigente y no se transforme, con prácticas ilícitas. Con ello se defienden los intereses de los sectores más humildes de la población, en un ejemplar compromiso con la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos.
El libre comercio permanentemente perfeccionado es el mejor antídoto para proteccionismos que se observan en el mundo para blindar sus industrias nacionales. Las imposiciones de trabas al comercio libre pueden más bien demorar las consecuencias de cuadros recesivos como las que se empiezan a advertir en algunas economías mundiales.
Nuestra posición en Chile privilegiará siempre la libertad y con ello cuidará a los sectores más modestos, cuando este proceso se derive en abusos y quiebras de las reglas de juego adoptados por institucionalidades que velan por su corrección y sin que ello nunca implique amenazas al libre emprendimiento.
En este cuadro se sitúa el acondicionamiento de la pequeña y mediana industria para internacionalizarse y enfrentar con éxito sus actuales limitaciones.
Estas defensas ciudadanas, en lo educacional y en la libre competencia y no otras, son las acciones que dignifican los procesos democráticos y responden inequívocamente a los reclamos de "indignados" a lo largo y ancho del mundo.
En una situación de crisis como la que enfrenta Europa, Chile aparece como un "buen socio para internacionalizar las pequeñas y medianas empresas", construyendo una sólida alianza estratégica en un mundo que requiere no solo compartir negocios, sino también principios y valores comunes.
En lo político vale destacar la referencia que en su campaña hiciera el presidente del Gobierno Mariano Rajoy del presidente Sebastián Piñera al decirle que lo estaba haciendo "muy bien" y la respuesta que le enviara este al nuevo presidente del Gobierno español al desearle, en el encuentro Chile, puerta de América, organizado por EL PAÍS con el BBVA, "sabiduría, éxito, fortaleza y visión" para conducir a España en estos tiempos y que permiten demostrar, como ha dicho el propio presidente Piñera, que "los buenos capitanes normalmente no se miden en aguas calmas, sino en aguas turbulentas".
Todos estamos esperanzados en que España conseguirá seguir siendo una gran nación y superar las turbulencias con visión, fortaleza y sabiduría.
Sergio Romero es embajador de Chile en España.
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