Seúl y Tokio disparan las alertas mientras Pekín intenta mantener la estabilidad
La muerte de Kim Jong-il desata el temor a una nueva escalada de tensión
La muerte del Kim Jong-il abre una etapa de incertidumbre en el este de Asia, donde los vecinos de Corea del Norte vigilarán con atención cada señal que salga de Pyongyang para dilucidar qué actitud adopta hacia el mundo exterior y si el heredero designado, Kim Jong-un, puede consolidar el poder que depositó en él su padre antes de morir.
Los países de la zona y EE UU, que recientemente ha puesto en marcha un plan para reforzar su presencia en Asia, han hecho un llamamiento a la estabilidad en uno de los puntos de mayor riesgo de conflicto militar -incluido atómico- del mundo. Estas son las reacciones de los vecinos de Corea del Norte, y el estado de sus relaciones con Pyongyang.
- Corea del Sur. Pyongyang y Seúl siguen técnicamente en guerra, puesto que la guerra de Corea (1950-1953) finalizó con un armisticio, que nunca se transformó en un tratado de paz. Tras conocerse la noticia del fallecimiento, Seúl convocó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional y puso en alerta a su Ejército, aunque pidió a la población que mantenga la calma y prosiga su vida normal.La Junta de Estado Mayor añadió que se han incrementado los vuelos de vigilancia cerca de la frontera. Corea del Sur ha solicitado a su aliado estadounidense -que tiene 28.500 soldados en el país asiático- que aumente la supervisión aérea y por satélites para ver si se produce algún movimiento militar en el Norte.
Las relaciones entre las dos Coreas han sido más tensas desde que el Sur acusó al Norte de haber hundido con un torpedo una de sus fragatas en marzo de 2010, provocando la muerte de 46 marineros. Pyongyang negó cualquier responsabilidad, pero en noviembre del mismo año bombardeó una isla surcoreana en aguas que se disputan ambos países y mató a cuatro personas. El Norte tiene 1,1 millones de soldados, y el Sur, 650.000. Muchos de ellos, y miles de misiles, están desplegados junto a la frontera común.
- Japón. El Gobierno en Tokio también convocó una reunión especial de seguridad, y dijo que el país tenía que estar preparado para cualquier situación inesperada. "He dado tres órdenes, que son reforzar nuestra capacidad de recoger información de inteligencia, cooperar con los funcionarios de EE UU, Corea del Sur y China, y estar preparado para lo imprevisto", dijo el primer ministro, Yoshihiko Noda. "No podemos permitir que la muerte de Kim dañe la paz y la estabilidad en la península coreana".
Las relaciones entre Japón y Corea del Norte siempre han sido tensas, debido al resentimiento de Pyongyang por la ocupación de la península coreana (1910-1945), la preocupación de Tokio por los programas de misiles norcoreanos y la ira japonesa por el secuestro de algunos de sus ciudadanos por parte del Norte hace algunas décadas.
- China. Pekín -lo más cercano a un aliado que tiene Pyongyang- se mostró "afligido" por la muerte de Kim Jong-il, y afirmó que confía en que el Norte se mantenga unido y que los dos gobiernos continúen su cooperación histórica, con objeto de "preservar la paz y la estabilidad en la península y la región". Ma Zhaoxu, portavoz de Exteriores, calificó a Kim de "gran líder", que realizó "importantes contribuciones" a las relaciones con China. Muchos expertos creen que sin el apoyo de Pekín, la dinastía Kim se desplomaría.
Para China, Corea del Norte es una zona tapón frente a Estados Unidos y sus aliados regionales, pero también una carga, por la ayuda que tiene que proporcionarle y las tensiones que Pyongyang genera con Corea del Sur y otros países, alarmados por el programa de armamento nuclear norcoreano. Para Pekín, lo más importante es la estabilidad. Una crisis en el Norte podría provocar la huida de decenas de miles de refugiados hacia China.
- Rusia. El presidente, Dmitri Medvédev, envió sus condolencias desde Rusia, el otro país vecino y amigo de Corea del Norte, aunque sus relaciones distan mucho de las que eran durante la Unión Soviética.
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