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Crónica:RACING 0 - REAL SOCIEDAD 0 | FÚTBOL | 17ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Racing y Real chocan sin éxito

El equipo cántabro desperdicia la expulsión de Íñigo Martínez a los 55 minutos

El Racing es la excepción del principio de Arquímedes. El nivel del torpedo que se sumerge en la sociedad no es equivalente al nivel de agua que desaloja el equipo sobre el campo. Hay dos niveles. La sociedad es submarinista. El equipo nada a braza, pero nada. O quizás, a espaldas del club. O quizás, en travesías largas. Debe de ser difícil encarar un partido ante un rival, presuntamente de los tuyos, sabiendo que por la mañana, en la Junta de Accionistas, se ha liado la marimorena; que el único accionista mayoritario, Ali Sayed (98%), envió un representante alemán para que confeccionara el nuevo Consejo de Administración, a su medida, cuando nadie le esperaba. Y sabiendo que los peñistas que ansiaban la presidencia del club si el jefe desaparecido no hubiera estado se enfadan con el anterior Consejo y con su anterior presidente, que ahora figura en el nuevo Consejo. Y todo así. Gritos y chillidos, broncas, amenazas judiciales, insultos, casi gresca... Un caos.

RACING 0 - REAL SOCIEDAD 0

Racing: Toño; Álvaro, Torrejón, Bernardo, Cisma; Diop, Colsa (Tziolis, m. 40); Arana, Adrián (Acosta, m, 69), Munitis (Kennedy, m. 59); y Stuani. No utilizados: Mario; Christian, Serrano y Ariel.

Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Íñigo Martínez, González, Estrada; Demidov; Vela (Ifrán, m. 83), Aranburu (Mariga, m. 60), Zurutuza, Griezmann; y Agirretxe (Xabi Prieto, m. 73). No utilizados: Toño; Cadamuro, Ansotegi y Rubén Pardo.

Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Colsa, Adrián, Stuani, Cisma y Bernardo, por el Racing, y a Demidov y Bravo, por la Real Sociedad. Expulsó por dos tarjetas amarillas a Martínez (m. 55).

Unos 9.000 espectadores en El Sardinero

Todo por la mañana. Y por la tarde, el Racing que se baja del autobús y encara a la Real Sociedad, un equipo en progresión tras cinco partidos sin conocer la derrota, pero que, curiosamente, le trata con el respeto que no existía en la Junta racinguista. El fútbol, por encima de la gestión del fútbol.

Tanto respeto que Montanier prefirió resguardarse en la cocina con Demidov por delante de la defensa y un rombito en el centro del campo que dejaba a Agirretxe como enganche para quien quisiera llegar. Y llegaba Griezmann, habitualmente, aunque ayer le falló el tobillo en un par de ocasiones que el francés no suele fallar cuando se trata de aplicar alguna fina sutileza.

El Racing mantuvo el esquema de Adrián como mediapunta, pero no encontró elasticidad. Su mejor delantero fue... el lateral derecho, Álvaro, espoleado por el gol in extremis conseguido en Bilbao que a poco le cuesta la camiseta de recuerdo por su primer gol en Primera División y que ayer fue el autor de los dos primeros disparos de su equipo para medir el estado de ánimo de Claudio Bravo. Estaba alto. Álvaro está crecido y se notó, como se notó la desubicación de Colsa (sustituido antes del descanso) y la imprecisión de Munitis (acelerado como un juvenil). Pudo ganar cualquiera y pudo ganar quien fuera. Quizás por eso no ganó nadie. Porque Griezmann tenía el zapato sin abrochar; porque Adrián, mejor mediapunta que extremo, tropezó con Bravo en un mano a mano; porque el Racing lanzó un centro-chut al larguero, y porque Vela disparó raso y duro ante Toño, muy atento.

Ni siquiera pudo el Racing contra 10 cuando Íñigo Martínez volvió a pecar de explosividad y se fue expulsado en el minuto 55 dejando confuso a su equipo y con malos recuerdos de situaciones similares anteriores. No ganó nadie porque nadie, quizás, mereció ganar. Como no ganó nadie en el futuro del Racing en la Junta de Accionistas aunque Ali Sayed crea que fue él. Se equivoca, aunque probablemente ni se enteró del resultado. Del partido.

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