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El préstamo que el presidente de Alemania nunca debió aceptar

Christian Wulff se disculpa por haber recibido dinero de un empresario

El presidente federal Christian Wulff atraviesa una crisis que no es económica. Muy al contrario, en estos tiempos de estrecheces crediticias, el democristiano (CDU) se benefició de un préstamo hipotecario de medio millón de euros a precio de ganga en 2008. Y todo gracias a su amistad con el empresario Egon Geerkens. Sin embargo, el entonces primer ministro del land de Baja Sajonia se olvidó de mencionarlo cuando el Parlamento regional le pidió cuentas de sus relaciones económicas con Geerkens. El jefe del Estado alemán ha pedido esta semana disculpas públicas por haberse callado el préstamo. Según dice en su carta oficial, el dinero proviene de la esposa del potentado, llamada Edith.

El crédito tenía un interés del 4% a cinco años, sin plazo fijo de devolución

Pero la web del semanario Der Spiegel publicaba este viernes una entrevista donde el joyero aseguraba haber negociado "personalmente" con Wulff las condiciones del crédito. A fin de cuentas, su relación con el actual presidente de la República es de amistad, esposas aparte. El dinero salió de una cuenta de su mujer, a la que el empresario tenía libre acceso. La devolución de la suma, con sus correspondientes intereses, entró en una cuenta común del matrimonio Geerkens. Todo apunta a que Edith no tenía suficiente patrimonio para prestar semejante cantidad. ¿Miente Wulff?

Tal es su estima mutua, que Geerkens invitó al político a que pasara el verano de 2008 en su casa de Florida. Wulff y su flamante esposa, Bettina, pasaron allí las Navidades de 2009. El empresario, de 67 años, recordaba cómo sucedió todo en el semanario: "En 2008 teníamos una crisis bancaria y nadie prestaba nada". Pero su amigo Wulff se acababa de divorciar de su primera esposa y planeaba ya su nueva vida con Bettina, 14 años más joven. Apuntaba Gerkeens que "Christian tenía que recomenzar su vida; todo el mundo sabe lo caro que es un divorcio". El joyero tenía medio millón, que no sabía cómo invertir en medio de la crisis bancaria que comenzaba en aquel momento. Así que Edith y él decidieron prestárselo a Wulff. Precio de amigo, nada de usuras: 4% anual a cinco años, sin plazo fijo de devolución y sin que la casa que Wulff se estaba construyendo en Hannover sirviera como aval para el préstamo. El dinero llegó de Suiza en un cheque. Wulff tardó poco en devolverlo.

La presidencia de la República Federal de Alemania es un cargo representativo, en el que suelen desembarcar políticos cansados del trajín diario. Pocos han destacado. Es muy recordado Richard von Weizsäcker (1984-1994), que dio un gran discurso antinazi en 1985. Todavía más célebres son algunas de las disparatadas alocuciones de Heinrich Lübke (1959-1969), más propios de los Monty Python. Puede que Wulff se esté jugando estos días cómo será recordado.

El presidente alemán, Christian Wulff, y su mujer, Bettina.
El presidente alemán, Christian Wulff, y su mujer, Bettina.GETTY

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