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Reportaje:

Cómo cerrar los ojos y ver... teatro

La Abadía facilita a los invidentes disfrutar de la obra 'En la luna' de Sanzol

Patricia Ortega Dolz

"Hola, soy Charo, y voy a audiodescribirles En la luna, la obra de Alfredo Sanzol". No ha comenzado la función. Los invidentes entran en la Iglesia, la sala del Teatro de la Abadía, y toman sus asientos, con la ayuda de amigos, familiares o perros guía y el personal del teatro. Van provistos de unos audífonos por los que habla Charo que ya ha comenzado a describir el escenario: "Es diáfano, de un color blanco sucio y hay una gran imagen planetaria de la Tierra, como si se viera desde la luna", cuenta.

"A la izquierda hay un ventilador antiguo y a la derecha una bandera de EE UU y un carrito de bebé antiguo". Ya está casi todo el mundo sentado y Charo describe a los personajes, a los que llamará por su nombre de pila durante el desarrollo de la función. Son seis, tres actores y tres actrices, "llevan un vestuario básico, el mismo durante toda la función, sus trajes recuerdan a los de la burguesía de la Transición de los años ochenta: abrigos con pieles al cuello, blusas, faldas de cuadros...". Una, ciega durante un par de horas, se imagina el vestuario de Cuéntame.

Los espectadores toman asiento provistos de unos audífonos
La voz de Charo ayuda al oyente que no ve a ubicarse en el escenario

El Teatro de la Abadía es la única sala de medio formato que ofrece sus espectáculos para ciegos. No obstante, ayer el público era mixto. Para una vidente que se queda a ciegas en esta función, algo se hace patente desde el primer momento: la memoria falla. Acostumbrados a retener las cosas visualmente, resulta complicado recordar los nombres de los seis personajes y sus características, esas que ha descrito pormenorizadamente Charo antes de que arrancara la primera escena: "Lucía es grande pero no gorda".

Con los ojos cerrados y tapados con una cinta, todavía se puede percibir la intensidad de la luz. Baja. El espectáculo va a comenzar: "Por el hueco de la derecha entran..." Charo presenta la escena. "¡¡¡Que Franco quiere que lleve su ataúd a hombros...!!!" El conflicto está servido. Y, de pronto, todo es fácil, como cuando se escuchaba el teatro por la radio. Las intervenciones de Charo se limitan a mostrar las intenciones actorales que no se perciben por la voz del actor. La voz. A ciegas, ese instrumento se convierte en esencial para ubicarse en la escena. Exactamente igual que ocurre con la radio, uno sabe en qué dial está con tan solo oír una voz.

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Como todas las últimas obras de Alfredo Sanzol (Madrid, 1972), En la Luna también está construida como un conjunto de sketches, unidos de forma genial para mantener el mismo hilo emocional, todos ambientados en esos recuerdos de la niñez que mezclan hitos históricos con momentos aparentemente banales de la particular biografía de cada uno y, sin embargo, comunes a todos. Y ocurren cosas increíbles viendo una función a ciegas, que no pasan cuando uno la ve con sus propios ojos. Ocurre que cuando Sanzol se recrea en ese cuento del lobo, uno vuelve a imaginar aquella historia tal y como se la contaron la primera vez, cuando era un niño. Un viaje en el tiempo imposible de hacer si se está mirando esa escena tal y como acontece en el escenario, porque la propia acción de los personajes borra aquellas olvidadas memorias. A ciegas uno conecta mejor con el pasado, o con los recuerdos fabricados en un tiempo anterior. A veces la ceguera puede darle otra dimensión al mejor el teatro.

En la Luna, de Alfredo Sanzol. Teatro de la Abadía. Del 23 noviembre al 8 de enero. 15,50 euros.

Un espectador recoge los audífonos ofrecidos por el teatro La Abadía para ayudar al público invidente a seguir la obra <i>En la luna.</i>
Un espectador recoge los audífonos ofrecidos por el teatro La Abadía para ayudar al público invidente a seguir la obra En la luna.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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