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Reportaje:

Impresiones de Monteagudo

El artista Álvaro Negro pinta el paisaje de su aldea con cámaras de vídeo

Pintar un paisaje con una cámara de vídeo puede parecer una tarea poco menos que imposible, pero esto es lo que ha intentado realizar el artista lalinense Álvaro Negro, quien presenta actualmente en la sala de exposiciones del Palexco de A Coruña el resultado de su trabajo en la exposición Natureza! Estás soa?. El público que acuda a ver la muestra se sorprenderá con un innovador montaje en el que seis grandes pantallas ofrecen imágenes y sonidos captados por el artista en una finca situada en la parroquia de Monteagudo, que pertenece al municipio pontevedrés de A Estrada.

"Al principio afronté este proyecto de una forma intuitiva", explica el artista, "pero me he dado cuenta de que mi trabajo tiene mucho que ver con lo que hacían los impresionistas a finales del siglo XIX. Se trata de captar los matices de la luz, de los colores y los cambios en el paisaje a partir de la observación". Durante año y medio, el artista se desplazó periódicamente a Monteagudo y para grabar con su cámara lo que sucedía en diversos lugares de la finca. Las distintas estaciones del año y todo tipo de fenómenos meteorológicos aparecen reflejados en el material seleccionado finalmente. Se trata de una especie de película-paisaje en la que el espectador puede ver en un corto espacio de tiempo cosas que han sucedido en distintos rincones de la finca a lo largo de muchos meses.

"Concebí la película como una unidad y podría proyectarse en una pantalla"
El artista explica que las imágenes de los vídeos le inspiran al pintar

Monteagudo, el lugar elegido por Álvaro Negro para desarrollar este proyecto, parece tener algo especial que atrae a las personas interesadas en el arte. La finca donde se desarrolló la grabación pertenece a dos coleccionistas de arte, y un escultor alemán, Ulrich Rückriem, también se sintió interesado por el lugar y realizó en el mismo diversas esculturas en piedra. Álvaro Negro aprovecha estos elementos para incluirlos en la grabación y el resultado es una película dividida en seis capítulos que se corresponden con las pantallas instaladas en la sala. "En realidad concebí la película como una unidad y podría proyectarse en una sola pantalla, pero por requisitos del montaje decidimos dividirla en seis capítulos. La escenografía intenta hacer que el espectador se sumerja en el paisaje.", explica Negro.

Las piezas realizadas por el escultor alemán son una estela, una columna, un cubo y un relieve. Negro las utiliza como elementos narrativos en su película. Uno de los momentos más bellos de los registrados en la película es cuando una nevada cubre el terreno y pueden verse los copos cayendo sobre la estela esculpida por Rückriem. Como señala el comisario de la muestra, Ángel Calvo, la obra del artista alemán supone para el espectador una barrera infranqueable, "un anclaje para el paisaje que el propio espacio expositivo quiere reforzar con seis imponentes módulos sobre los que se presentan las imágenes".

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Una de las cosas más interesantes de este proyecto es que el artista consigue mostrar al espectador algo que por sí mismo nunca podría ver, ya que las imágenes consiguen reflejar los cambios en el paisaje que producen los distintos tipos de luz según las horas del día y las estaciones, así como los provocados por los diversos fenómenos meteorológicos. Además, están los sonidos captados en el propio lugar y algunas notas musicales añadidas que consiguen crear la atmósfera adecuada para que el espectador tenga una experiencia lo más próxima posible a la realidad.

Una de las cosas que tenía claras Álvaro Negro cuando inició el proyecto es que no quería en ningún momento manipular las imágenes. El que no conozca cómo se llevó a cabo la obra puede pensar que las imágenes están manipuladas porque en algunos momentos hay una sensación de irrealidad que da la impresión de que creada artificialmente, pero es la magia de la naturaleza la que hace posible captar unas imágenes de tanta belleza.

Este proyecto va a marcar un antes y un después en la trayectoria de Álvaro Negro ya que ha reafirmado al artista en el carácter pictórico que pueden tener las imágenes. Ya había trabajado en esta línea en dos proyectos realizados durante su estancia en Berlín, Sauces y piedras y Reloj y pájaros, pero esta vez la conexión entre el vídeo y la pintura está aún más marcada. Además, el artista explica que las imágenes que aparecen en los vídeos le inspiran a la hora de pintar y es muy probable que ejecute una serie de cuadros que tengan como punto de partida las imágenes registradas en Monteagudo.

Negro confirma con este trabajo que es uno de los artistas gallegos de su generación que cuenta con una trayectoria más coherente y que es capaz de investigar y descubrir terrenos nuevos desde una perspectiva en la que la pintura sigue siendo la base principal.

Aspecto de la sala en la que se expone el trabajo de Álvaro Negro.
Aspecto de la sala en la que se expone el trabajo de Álvaro Negro.

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