Roca oculta quién es JAG
El cerebro del 'caso Malaya' se niega a desvelar quién se oculta tras estas iniciales - Dice que reconoció los pagos a ediles porque quiere "contar la verdad"
Por si quedaban dudas, Juan Antonio Roca dejó ayer bien claro que no piensa desvelar quien se esconde tras las iniciales JAG y sobre las que los investigadores indagaron para ver si el cerebro de la trama corrupta marbellí había incluido a un alto mando policial en su red de sobornos.
El máximo imputado del caso Malaya explicó ayer durante el juicio que el juez instructor y el fiscal le citaron en una "comparecencia especial" para preguntarle por esas iniciales, pero que no dijo nada. "No me pronuncié ni me pienso pronunciar porque esta persona no está imputada en esta causa", explicó tras una pregunta del abogado Javier Saavedra, defensor de Julián Muñoz.
El exasesor marbellí no ha tenido problemas en nombrar a otras personas no imputadas al referirse a otros pagos o cobros. Ocurrió cuando le preguntaron por las iniciales JM, coincidentes con las de Julián Muñoz, pero que Roca atribuye a Javier Manrique, un asesor de la campaña electoral del GIL. Con este cambio, el asesor marbellí exculpa a Julián Muñoz de haber recibido un presunto soborno de 162.000 euros.
"Isabel García Marcos no aceptaría instrucciónes de mí, ni de nadie"
La defensa de Julián Muñoz preguntó a Roca si los investigadores le habían insistido tanto con las iniciales JM, como con JAG. Estas tres letras constituyen uno de los principales enigmas de esta gran investigación, junto con el paradero del edil del Partido Andalucista, Carlos Fernández, fugado desde que el juez Miguel Ángel Torres ordenó detenerle en verano 2006.
El acrónimo fue hallado en dos hojas cuadriculadas intervenidas en el registro de un trastero de Juan Antonio Roca en 2006. Formaba parte de una serie de anotaciones sobre presuntos cobros y pagos y venía especificado como "un pago a favor de JAG a cargo de Roca por importe de 200.000 euros". Por los nombres con los que aparecía vinculado, los investigadores dedujeron que JAG estaba vinculado al Cuerpo Nacional de Policía y que podría haber sido gratificado por Juan Antonio Roca por facilitarle información sobre el procedimiento.
El juez Torres abrió una investigación separada y secreta para tratar de confirmar si las letras JAG representaban al comisario general de policía judicial, Juan Antonio González, cuyas iniciales son coincidentes. No hubo avances y el caso se archivó en 2008, con el visto bueno del fiscal.
El abogado Antonio Urdiales, antiguo abogado del constructor Rafael Gómez, Sandokán, desempolvó las tres letras durante las cuestiones previas del macrojuicio, pero el fiscal Anticorrupción, Juan Carlos López Caballero, le paró los pies. "La investigación no llegó a ningún lado", le dijo.
El exasesor marbellí ocupó casi casi toda la sesión en responder a las defensas de los ediles del equipo de gobierno marbellí sobre la forma en la que les hacía llegar los sobres con dinero que el fiscal considera sobornos y Roca rebaja a gratificaciones para mantener unido al grupo tras la moción de censura de 2003.
Roca reconoció que no mantenía "una buena relación" con la exedil socialista Isabel García Marcos y defendió que no le daba indicaciones sobre el sentido de su voto en las comisiones de gobierno. "Ella no aceptaría instrucciones de mí, ni de nadie", dijo.
La defensa de García Marcos le preguntó por qué reconoció como suya la contabilidad hallada en su despacho de Maras Asesores, donde registraba los pagos a ediles y cobros a empresarios. En un supuesto arrebato de sinceridad, Roca aseguró que lo había discutido mucho con su nueva defensa, Rocío Amigo, y que habían decidido "contar la verdad".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.