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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Bajo coste madrileño

QUO FIERRO, un hotel en Tres Cantos a media hora de la Puerta del Sol

Urbanos, cosmopolitas, modernos, acogedores... Así se presentaba en 2003 la utilitaria cadena Quo Hoteles, cuya cartera de negocio contemplaba crecer en cuatro años hasta los diez establecimientos en Madrid y sus alrededores. En ese periodo no consiguió abrir diez, sino cinco hoteles. La crisis ultimó el frenazo expansivo y hoy Quo apenas retiene los hoteles Fierro, en Tres Cantos, y Eraso, en el barrio de Salamanca. Quizá porque desde sus inicios no hubo más foco que el de una hotelería de bajo coste con alto aporte de diseño (neutro) y tanto valía atraer a una clientela de viajantes como a familias de vacaciones (¿en un polígono industrial?), viajeros de larga estancia, estancias culturales ligadas al Triángulo del Arte o el recurrente favor turístico de las bodas, bautizos y banquetes. A veces, en un hotel, no es bueno mezclar ocio y negocio. ¿O sí?

QUO FIERRO

Categoría oficial: cuatro estrellas. Dirección: plaza de la Estación, 2. Tres Cantos, Madrid. Teléfono: 918 04 48 37. Fax: 918 03 30 85. Internet: www.hotelesquo.com. Instalaciones: garaje, salón, 3 salas de reuniones para 500 personas, bar, restaurante. Habitaciones: 87 dobles (wifi gratis). Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, animales domésticos prohibidos. Precios: desde 47,20 euros, IVA incluido; desayuno, 10,80 euros.

Situado junto a la estación de Cercanías, Quo Fierro no decepciona a quienes buscan el refugio de unos precios comedidos sin importarles demasiado que el hotel diste media hora en tren del centro financiero madrileño. Es un edificio limpio, bien resuelto, con las tonalidades anaranjadas del ladrillo y el gris austero del hormigón. Nada de genialidades a la vista, pero sí asepsia interior. Sin duda fotogénico. En menos de tres minutos, el jefe de recepción da por cumplido el trámite de la inscripción.

En la habitación, manténganse las ventanas cerradas. El paisaje exterior apenas interesa. Hacia adentro, el espacio es cartesiano, lógico, eficiente. Sirve para sentarse a trabajar, ver televisión o tumbarse a leer antes de caer rendidos al sueño en un colchón de buen apresto. No hay mucho sitio para deambular, pero a esos precios quién osa pedir más. Con que tenga wifi gratis, una buena ducha, servicio básico de cena en la habitación, baño con albornoz (en las superiores) y Pay TV ya parece suficiente.

Las zonas comunes son funcionales. Suelos de madera con superficies metalizadas, mobiliario en blanco, negro y rojo, una terraza... Nada sobresale, nada desentona. Lo ecléctico se impone. Incluso en el desayuno, como corresponde a un hotel de trasfondo corporativo en el que apenas hay tiempo para libar un café con bollería habitual y salir corriendo.

Antes de tomar el tren de cercanías, un vistazo atrás revela la iconografía impresa en la fachada, el ejercicio tipográfico que distingue a la cadena por su serenidad conceptual, su inapelable simpleza.

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Dos zonas comunes del hotel Quo Fierro de Tres Cantos (Madrid).
Dos zonas comunes del hotel Quo Fierro de Tres Cantos (Madrid).

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