El futuro presidente ya no descarta subir impuestos pero intenta evitarlo
Montoro y otros, en contra de aumentar el IVA, esperan a ver el déficit de 2011
Para algunas cosas, pocas, hay un Mariano Rajoy antes y otro después de las elecciones. Si antes de votar lanzó unos pocos compromisos claros -dar más margen a las comunidades para devolver lo que deben al Estado, no subir impuestos-, ahora los está deshaciendo poco a poco. Primero llegó el de aplazar el pago que deben hacer las autonomías. Ayer la pregunta -por primera vez en casi tres meses aceptó tres cuestiones muy rápidas- fue clara: "Señor Rajoy, ¿podemos descartar una subida de impuestos, en especial del IVA?". Y la respuesta, estilo Rajoy: "Las medidas se anunciarán en su día".
Su entorno insiste en que Rajoy no quiere comprometerse a nada antes de tener todos los datos sobre la mesa. Y asegura que aún no los tiene. Pero hay algo más. Todo el mundo económico del PP, empresarios y banqueros que hablan con frecuencia con Rajoy, está centrado en dos debates. Uno, cómo rebajar en 2012 el déficit al 4,4% comprometido: subir o no subir impuestos, qué recortes hacer, cuánto se puede tocar la inversión pública, por ejemplo, sin hundir la economía. Y dos, qué hacer con el agujero inmobiliario de los bancos, si hay que ayudarles desde el Estado con un banco malo aunque eso suponga un enorme coste político y una gran contradicción con todo lo que ha prometido Rajoy.
Moragas ha viajado a París y a Berlín para llevar mensajes a Sarkozy y a Merkel
En ese debate, el asunto de los impuestos es central. El PP es el único partido de la derecha europea que mantiene su idea de no subir ninguno. Y sus comunidades no lo están haciendo. De hecho, algunas compaginan recortes con suaves bajadas de impuestos o apoyan la eliminación del de sucesiones, como en Cataluña.
Rajoy tiene en Cristóbal Montoro, su portavoz económico en la oposición, uno de los mayores opositores a una subida del IVA, el más citado por su capacidad recaudatoria. Aunque muchos dirigentes señalan que si hubiera que subir, antes se haría con especiales, como hizo Aznar en 1996. Montoro sigue siendo un aspirante a ocupar la cartera de Economía. En cualquier caso, todos los consultados creen que estará en el Gobierno con un ministerio importante.
Pero, pese a la oposición de Montoro y otros en el entorno de Rajoy, que aseguran que subir el IVA reduce el consumo y no resuelve el problema, la presión para subirlo es fuerte entre muchos economistas y empresarios cercanos al PP. Y llega sobre todo desde Europa. El italiano Mario Monti acaba de anunciar una nueva subida, como han hecho casi todos los socios del euro. España, pese al aumento del PSOE que tanto criticó Rajoy, sigue con los tipos comparativamente bajos.
El futuro presidente, mientras, se dedica a ganar tiempo, esperar para ver si puede evitar subir impuestos y echar balones fuera. Ayer, en una conversación informal con periodistas en el Congreso, se alteraba cada vez que alguien le hacía alguna pregunta sobre sus planes. Contestaba con evasivas y pedía que no se especule, pero sin aclarar qué piensa hacer. Dijo que le gustaba el plan de Monti, porque reduce déficit. Cuando se le recordó que los italianos subirán muchos impuestos, entre ellos el IVA, remató: "Cada uno tiene sus recetas, y yo las mías". ¿Subirá impuestos?, se le insistió. "Las medidas se verán en marzo". Rajoy, que tomará algunas decisiones urgentes ya el 30 de diciembre -aclarará el sueldo de funcionarios y las pensiones, por ejemplo-, se refería a la aprobación de un nuevo Presupuesto por esas fechas, en marzo, que sustituya al prorrogado.
Ahí, con los datos del déficit de 2011 ya cerrados (llegarán en febrero), se tomarán las decisiones de recortes más drásticas. La vicepresidenta Elena Salgado insistía ayer en que la Administración central sí cumplirá y el déficit no se va a disparar. Pero el PP no lo tiene del todo claro y teme un déficit muy alto que le obligue a recortes aún más brutales si no quiere subir impuestos.
Rajoy rebotaba todas las cuestiones que implicaran concretar sus planes, y solo lanzaba una y otra vez el mismo mensaje: España va a cumplir con el 4,4%, sí o sí. Ni siquiera parece que a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, con los que verá mañana en Marsella, les vaya a contar cómo va a hacerlo. Porque aún no lo tiene claro. Pero lo dice y lo repite como un acto de fe. Se trata de que confíen en que tiene la fuerza política y la decisión de hacerlo.
El líder del PP está utilizando todos los conductos posibles para lanzar ese mensaje. Tanto que su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, estuvo el jueves en París, en el Palacio del Eliseo, para hacérselo llegar a Sarkozy, y ayer estaba en viaje discreto en Berlín para trasladar al equipo de Merkel un mensaje claro de Rajoy: España va a cumplir pase lo que pase.
El PP, sin dar detalles de sus recortes, traslada un mensaje que parece calar en Europa, a pesar de que su líder sigue siendo un desconocido: Rajoy tiene una mayoría absoluta aplastante que le avala y cuatro años por delante para tomar medidas drásticas al principio y poder recuperar apoyo social al final. Además, tiene una oposición mucho más débil que la alemana o la francesa, y cree que esa fuerza es suficiente para que confíen en él.
Rajoy intenta que Merkel le crea para que le ayude y permita al BCE comprar toda la deuda española que haga falta. De lo demás el líder tampoco quiere decir nada. Dice que no ha hablado con nadie de su Gobierno, por lo que ni siquiera el ministro de Economía sabe que lo será. Y que todo el mundo se enterará el 22, un día antes del primer Consejo de Ministros. Aunque el 19 podría decir cuántos ministros tendrá. Así haría sufrir a los suyos unos pocos días más. Ayer todos querían acercarse a él. Por si acaso.
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