El material deportivo escolar no resiste el clima húmedo

La caída de una canasta de baloncesto, el miércoles pasado, en el instituto público El Saler, revela que el material escolar enviado en los últimos años a los centros educativos valencianos no resiste la humedad del clima. La revisión del servicio de riesgos laborales del instituto concluye que la instalación deportiva -que había sido inspeccionada en julio y certificada- estaba intacta por fuera pero podrida y oxidada por dentro. "El hierro de la barra que la sostiene es demasiado fino, no tiene la densidad adecuada", concluye el pronóstico del responsable de mantenimiento del centro de Valencia.

Además, "las cuatro canastas están colocadas demasiado bajas y no tienen la altura reglamentaria", confirman fuentes del instituto, lo que facilita el roce de los alumnos al meter la canasta. El grado de humedad de este centro situado junto al mar se puede apreciar a simple vista por la cantidad de arena que se acumula en las canchas deportivas y por el suelo resbaladizo, que aumenta el riesgo de caídas y heridos entre los alumnos. Las quejas de los profesores de Educación Física habían sido trasladadas a la empresa de mantenimiento contratada por la Consejería de Educación.

El hierro que sujeta la instalación no tiene la densidad adecuada

La rotura en el IES de El Saler -que no ha causado víctimas- es similar al accidente ocurrido hace casi un año en un instituto de Vilamarxant, en el que falleció un alumno de 15 años tras caerle encima la canasta. Los informes técnicos de la consejería concluyeron que el desprendimiento se debió a la corrosión que sufría el poste de metal que sujetaba el tablero y la canasta.

Esto obligó a Educación a activar un protocolo para someter todas las instalaciones a una revisión y a unas pruebas de resistencia, que realizó el Instituto de Biomecánica de Valencia. El IES El Saler había pasado por las mismas pruebas que otros 168 institutos. Su canasta obtuvo en julio la certificación de resistencia de 350 kilogramos de peso, tal y como informó la Dirección General de Ordenación y Centros en su escrito remitido al instituto antes del inicio de curso. El resultado, sin embargo, es que la canasta que aparecía intacta por fuera estaba oxidada y su estructura metálica no tiene la densidad adecuada, según los técnicos consultados.

El STEPV ha pedido una "investigación" exhaustiva del asunto, debido a que la canasta había pasado los estudios técnicos y obtenido la certificación de resistencia. En concreto, el 27 de diciembre de 2010, "técnicos de la empresa encargada de realizar la revisión procedieron a la reparación y refuerzo de las canastas del centro", asegura el sindicato.

El portavoz de prevención del STEPV, Benjamín Giménez, reclama "otro tipo de pruebas" para evaluar la calidad de las instalaciones deportivas. En un año, desde el accidente de Vilamarxant, Educación ha revisado el 45% de los 374 institutos valencianos. Pero falta actuar en 157 y se desconoce si se mantendrán los materiales actuales o se sustituirán todos en vista del grado de oxidación y la debilidad que sufren.