Euforia

El deporte español convierte cualquier ocasión en una justificación sin igual para las ansias de fiesta, tan necesitadas siempre de una buena ración de excusas. También para el patriotismo, que agradece los ratos en que puede alzarse gracias a factores blancos y desideologizados. La Copa Davis, retransmitida por TVE a costa de sus telediarios, cosa que agradeció la moral colectiva, se convirtió en una demostración de españolidad. Españolidad que además cobró impulso por tener enfrente a la hinchada argentina, que rebosa argentinidad, algo que a menudo nos provocaba envidia y que ya empezamos a igualar, con varias generaciones crecidas en la explosión deportiva.
Las redes sociales ardían durante el partido final entre Rafa Nadal, alguien en quien se puede confiar siempre, y el argentino Del Potro. Pero las entradas más originales tenían que ver con las camisetas, los gestos de los espectadores o las gafas negras de don Juan Carlos, que triunfó con el apodo de Rey Charles en homenaje al cantante ciego que a todos nos emocionó con su versión del Georgia on my mind de Hoagy Carmichael. Teniendo en cuenta la mala racha de accidentes y desventuras, muchos temían que algún pelotazo desviado le impactara, pero el tenis es un deporte muy civilizado. En el país de los ciegos, casi todos esperan ya el discurso del monarca en Nochebuena, con su ojo morado, símbolo del estado de nuestras finanzas, pero también de una sanidad que hasta ahora funcionaba para reyes y súbditos sin distinción.
Por si todos estos elementos no fueran suficientes, crecida la españolidad con el abrazo de la sevillanidad, el dj de La Cartuja se encargó de llenar cada tiempo muerto con una banda sonora que ni en nuestros mejores sueños habríamos podido imaginar tan acorde con el sentir popular más Rocky. En España, nunca se peca por exceso. Lo curioso del himno elegido por los jugadores españoles es que sea una canción del grupo argentino La Mosca Tse Tse, al que se le ha cambiado la letra para que el "Yo te quiero dar" original, venga a terminar con un "Gracias por ser español". Apropiaciones producto de la euforia, palabra griega que muy acertadamente define la fuerza para sobrellevar algo. La necesitamos.
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