La fiesta de la cultura vasca arranca atenazada por la crisis

La batalla a todas luces es desigual. Tan desequilibrada que nadie sabe muy bien cómo abordarla, más allá de la fórmula de trabajo, trabajo y más trabajo. De un lado, los editores y productores musicales vascos, armados únicamente con libros, discos o algo tan etéreo como una canción en formato mp3. Del otro, la crisis, Internet, cambio en los hábitos de consumo y morfología del mercado. Cuatro enemigos en un principio ajenos pero que en los últimos años, en los cuatro que está a punto de cumplir la debacle económica, se han conjurado.

El sector del libro en euskera celebra hoy la jornada inaugural de su principal cita, la Feria del Libro y el Disco vasco de Durango, que este año cumple su 46 edición. Y lo que no debería ser más que una fiesta, encuentro con escritores y paseos para conocer las últimas novedades de la industria musical vasca, se presenta con tales nubarrones que no queda otra que esperar que la proximidad de las navidades y la calidad del producto atraigan al cliente.

"Ya veremos la respuesta del público", explica el director de la cita

"Sacar los mejores libros. Esa es la estrategia principal", añade un editor

Hablar de cifras en el sector resulta complicado. "Por sistema no nos gusta enviar mensajes catastrofistas", asegura Karolina Sáinz, del gigante Elkar. "Si yo te dijera que no nos afecta la crisis, que pensarías, que miento", añade Ignacio Múgica, uno de los editores de Alberdania, otra de las firmas de referencia en el sector. "No podemos esperar a que en Durango se produzca un milagro, no podemos pensar que aquí va a venir la marabunta, lo que no sabemos es en qué medida nos afectará, eso todavía es una incógnita", continúa el editor, entre otros, de Anjel Lertxundi.

La Azoka de Durango, que se celebrará entre hoy y el próximo jueves, concentrará este año en el pabellón multiusos Landako 434 novedades literarias y discográficas, una cifra ligeramente inferior a las 505 del año pasado. "Los editores están haciendo apuestas muy fuertes y hemos trabajado mucho, hemos intentado que se mantenga la presencia de escritores, pero la respuesta del público... ya veremos", aclara el director de la cita, Jon Irazabal.

El principal reto al que se enfrenta el sector editorial y discográfico, mantener el número de ventas en la vorágine de la crisis, parece imposible. Sobre todo, cuando "para muchas personas un libro o un disco hoy en día suponen un lujo", recuerda Irazabal. A ello se suman otros factores. La irrupción del libro electrónico, que en un futuro, "el problema es determinar cuándo", puntualiza Sáinz, mutará de anécdota a uno de los principales formatos del mundo editorial.

Un terreno propicio sobre el que construir las editoriales del futuro si sabe cómo, explican los profesionales del sector. Irazabal recomienda no desaprovechar la oportunidad. "No hay que dejar pasar ese tren, pero primero hay que asentar el consumo legal de esa oferta. Antes era muy difícil y costoso fotocopiarse un libro, pero hoy, en el mundo digital, eso no supone ningún problema". Elkar, entre otras, ya está adaptando su catálogo a las nuevas tecnologías.

Los libreros vascos, además, se encuentran con una doble complicación, "un doble reto", en palabras de Irazabal. Si al año en España se publican 80.000 novedades en lengua castellana, en Euskadi, la cifra de libros editados en euskera es "como muchísimo de 2.250", recuerdan desde Elkar. El escaso margen de maniobra en un mercado ya de por sí pequeño complica las cosas aún mucho más.

"La calidad tiene un coste. De un libro escrito en euskera hablamos de una tirada de 1.500 ejemplares, una cifra ridícula para una obra en castellano, y eso es costísimo", remarca el director de la Feria. Sin olvidar el mercado potencial que tiene una obra en función de la lengua en la que esté escrita y que muchas de las editoriales vascas son pequeñas empresas, "ganan en independencia pero tienen que profesionalizarse", ahonda Irazabal.

Pero aún así la calidad y el trabajo parecen el único guión para salir adelante. "Sacar los mejores libros posibles. Esa es la estrategia principal", no duda el editor de Alberdania. Y luego cuidar hasta el último euro. "Intentar ahorra en costes, ajustar la tirada...", enumera Múgica.