"Pasar la página de la Guerra Civil sin haberla leído es de ignorantes"
Hasta los 21 años fue jornalero. Compaginó las peonadas en el campo recogiendo algodón con clases de teatro, arte del que se enamoró colándose con 15 años en la obra de teatro Andalucía amarga, de Salvador Távora. Suspendió interpretación, pero ya entonces sabía que era su mundo. Los premios de su primera película, Solas, le dieron la razón.
Benito Zambrano (Lebrija-Sevilla, 1965) ha estrenado La voz dormida, ha terminado de rodar un anuncio -porque la publicidad "es lo que da de comer", afirma- y ya piensa en un nuevo proyecto: una película sobre el mundo en el que creció, el nacimiento del movimiento jornalero y la "brutal" reconversión del campo que "dejó sin futuro a una generación".
"Ningun político de este país entiende lo que significa tener que vivir en el paro"
El cineasta quiere realizar una película sobre el movimiento jornalero
Su esencia lebrijana y su infancia junto a seis hermanos, uno de los cuales fue detenido y maltratado por la Guardia Civil durante la etapa final del franquismo, empapa todo lo que hace y dice. Por eso se enoja al recordar cómo el máximo dirigente del PP, a quien llama "el ridículo Rajoy", resaltó en la pasada convención de Málaga cómo su padre le ayudó a aprobar las oposiciones. "A las cinco se levantaba mi madre para preparar la capacha para que toda la familia, incluidos los niños, fuera a coger algodón. Mis padres no me ayudaban a estudiar porque eran analfabetos. Vivíamos en 40 metros cuadrados sin agua corriente hasta que conseguimos un piso de protección oficial. La pobreza de este país la generó una dictadura de la que el presidente-fundador de este partido [Manuel Fraga] fue cómplice".
Aprendió a hacer cine en el vídeo comunitario de su pueblo. Primero, tendiendo cables; después, le dieron una cámara y lo hizo todo, desde retransmitir un partido sin conocer a los jugadores hasta la Semana Santa. Dice que no era Lebrija directo sino más bien "Lebrija dogma", en alusión al movimiento cinematográfico danés.
Zambrano no saca temas espinosos. Pero no los elude. "Hay gente interesada en que las cosas no se digan. Si las dices, te enfrentas a los parapolíticos, que son prensa y muchos gurús que hacen el trabajo sucio, al igual que los paramilitares". "Soy correcto con la gente e intento no crear más conflictos, vivir y dejar vivir. Pero no puedo ser correcto en un país donde los políticos son los más incorrectos del mundo y viven para quedarse con el sillón".
Se indigna ante las críticas a las prestaciones a los desempleados en el campo, como las del diputado de CiU, Josep Antoni Duran, quien dijo que, con lo que dan los catalanes al Estado, "reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo". "Cuando habla así es por puta ignorancia. Me parece vergonzoso que alguien critique a los jornaleros. Ninguno de los políticos de este país puede entender lo que significa tener que vivir en el paro. El orgullo de un andaluz es trabajar. Eso me enseñó mi padre".
También se indigna, y mucho, cuando le critican que haya hecho una película sobre la posguerra. "No es verdad. Ni una de cada 100 películas trata de este tema y, además, hay que seguir haciéndolo porque no se ha contado la verdad. Los herederos no quieren que se hable y pasar página sin haberla leído es ignorancia".
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