Resetear Euskadi
El pasado martes, 22 de noviembre, y a iniciativa del Grupo Socialista, se constituyó en el Parlamento vasco la Comisión de Estudio sobre Duplicidades e Ineficiencias en el entramado institucional vasco. Es éste un hecho de especial trascendencia, porque, por vez primera desde el arranque de nuestro autogobierno, vamos a tener la oportunidad de hacer una evaluación pública del funcionamiento de nuestras instituciones, para, acto seguido, decidir sobre las mejoras a introducir para que funcionen mejor al servicio de la ciudadanía.
Y esto va a ser posible por empeño especial del lehendakari, cuyo Gobierno, al comienzo del actual curso político, remitió al Parlamento un informe sobre esta materia, con algunos datos reveladores que han causado un gran impacto público: entre ellos, que las duplicidades en que incurren las diferentes Administraciones vascas suponen un gasto equivalente al presupuesto anual que Gobierno dedica a Política Social o a la Consejería de Industria.
La ciudadanía quiere vernos en el trabajo de modernizar todo un complejo institucional
Y si hablamos de ineficiencias, nos encontramos con una multiplicidad administrativa que plantea serios problemas a una buena gestión de nuestros recursos públicos. No podemos permitirnos como país, por ejemplo que todos los niveles administrativos y múltiples agentes se dediquen a una misma tarea de manera descoordinada. Concretamente, hay 250 agentes, entre públicos, semipúblicos y privados, que se dedican a promover algo tan necesario para combatir la crisis como el emprendimiento.
Como tampoco podemos permitir el exceso de estructuras administrativas en materia de Empleo y Formación o de Asuntos Sociales; o la fragmentación competencial que tenemos en política de Transportes. Otro ejemplo: contamos con tres aeropuertos para 2,2 millones de personas que vivimos en 7.200 km2, que son promocionados por tres sociedades públicas diferentes. No nos lo podemos permitir. Sencillamente.
Quiero poner en valor nuestras instituciones de autogobierno, que han sido claves para que hoy Euskadi esté donde está. Pero dicho eso, hay que decir también que tenemos unas Administraciones manifiestamente mejorables, a las que probablemente les sobra bastante grasa y les falta músculo para poder dar solución a los problemas de la ciudadanía con mayor eficiencia. Por eso, es importante y urgente abrir el debate y discutir abiertamente y mirando al futuro de nuestras instituciones y su funcionamiento. Y se trata de hacerlo sin miedo, sin tabúes y, por supuesto, sin prejuicios. Porque si queremos tener un hueco en la carrera por las regiones más prósperas y competitivas de Europa de mañana, tenemos que empezar a tomar medidas ya, hoy.
Pero es que este debate, además de ser necesario, está en la calle. Ante lo que podemos proceder de dos maneras: esperando o adelantándonos. Yo prefiero adelantarme. Prefiero que tomemos la iniciativa para evaluar primero y proponer después las reformas que sean necesarias para que las instituciones cumplan mejor su fin: dar las mejores respuestas a los problemas de la gente. Y esto es lo que ha hecho el lehendakari. Y ya era hora. Porque todos éramos conscientes de la necesidad de empezar a hablar en serio de esta cuestión, pero nadie se atrevía a ponerle el cascabel al gato.
Ahora vamos a introducir más transparencia pública en el análisis del funcionamiento de nuestras instituciones; y en las decisiones que tendremos que tomar para hacerlas más eficaces. Porque vamos a decidir, como venimos decidiendo sobre muchas cosas en las últimas tres décadas. Por ejemplo, el destino de 9 de cada 10 euros que recaudamos o sobre todas aquéllas que tienen que ver con el bienestar y el progreso de la ciudadanía vasca. Y empezamos a pensar que hay quienes hablan permanentemente de la supuesta negación de nuestro derecho de decisión, para eludir hablar de lo que queremos y podemos hacer con los instrumentos de nuestro autogobierno.
La ciudadanía quiere vernos en el trabajo de repensar y modernizar todo un complejo institucional que está empezando a dar alarmantes síntomas de fatiga, para hacerlo más operativo, más útil para dar respuesta a nuestra sociedad. Lo que no quiere la ciudadanía es asistir a peleas por hacer de las instituciones bastiones de poder de uno u otro partido, que actúen como reinos de taifas.
Tenemos que repensar la construcción de la Euskadi del futuro en clave de cooperación, no de confrontación. Máxime cuando la realidad nos está mostrando la ineficacia de actuar cada cual por su cuenta. Tenemos que actuar como país, para lo que se me antoja necesario resetear más pronto que tarde nuestro entramado institucional.
Óscar Rodríguez Vaz es parlamentario vasco por Álava y Secretario General del Grupo Socialistas Vascos-Euskal Sozialistak.
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